Por: Redacción/
Los ataques brutales a los Rohingya en el estado de Rakhine en Myanmar han sido planeados, coordinados y sistemáticos, denuncia un informe publicado este miércoles por la Oficina de Derechos Humanos de la ONU.
Esas son las conclusiones de la misión de la ONU que visitó a refugiados Rohingya en Bazar Cox, en Bangladesh, del 13 al 24 de septiembre, y que realizó 65 entrevistas con individuos y grupos víctimas o testigos de la violencia provenientes mayormente de los municipios de Buthidaung, Rathedaung and Maungdaw.
Los Rohingya huyeron del estado de Rakhine en Myanmar a raíz de las operaciones militares ejecutadas por el gobierno tras presuntos ataques por parte de militantes a 30 estaciones de policía el 25 de agosto. Según el informe, las operaciones de las fuerzas de seguridad habrían empezado desde el inicio de agosto.
Testimonios recogidos por la misión incluyen alegaciones de ejecuciones extrajudiciales, violaciones y otro tipo de violencia sexual, tortura, así como destrucción de habitaciones y pueblos enteros.
“No pertenecen acá, váyanse a Bangladesh. Si no se van, quemaremos sus casas y los mataremos”, se habría amenazado a las poblaciones con megáfonos.
Según “información fidedigna”, las fuerzas de seguridad nacionales habrían destruido las propiedades de los Rohingya, atacando casas, campos, almacenes de comida, cultivos, ganado y hasta árboles, con el propósito de impedir su retorno a una vida normal en el estado de Rakhine.
Asimismo, maestros, líderes culturales y religiosos habrían sido el blanco de ataques con el fin de socavar la historia y la cultura del grupo.
Zeid Ra’ad Al Hussein, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, instó al gobierno de Myanmar a cesar inmediatamente sus operaciones de seguridad que calificó de “complot cínico” para desplazar por la fuerza a un gran número de personas quitándoles la posibilidad de regresar.
El 4 de octubre, expertos de la ONU advirtieron que serios abusos a los derechos humanos cometidos contra mujeres y niños Rohingya, incluyendo asesinatos, violación, y desplazamiento forzado, podrían constituir crímenes contra la humanidad.
Según recientes estimaciones, más de 519.000 Rohingya habrían llegado a Bangladesh desde el 25 de agosto, mientras miles siguen cruzando la frontera cada día.
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