Por: Redacción/
Lograr excelencia en la ciencia requiere de la presencia de las mujeres. Según estudios, cuando ellas ocupan puestos directivos en organismos de ciencia y tecnología, aumenta la productividad; por ello, son necesarias políticas que fomenten su mayor representación en esos ámbitos, afirmaron académicas de la UNAM.
A nivel global, en la educación superior la distribución de las mujeres es heterogénea: “medicina e ingeniería son carreras que se transforman de manera interesante, porque ellas se incorporan mucho más”, afirmó Norma Blázquez, integrante y exdirectora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades.
Candy Flores, académica de la Facultad de Ciencias, refirió que de acuerdo con algunos estudios, las empresas de ciencia y tecnología lideradas por mujeres, y cuyas decisiones financieras se basan en una visión femenina, alcanzan el éxito 20 por ciento más rápido que las encabezadas por hombres.
En el conversatorio “Mujeres y ciencia”, organizado en la Facultad de Química (FQ), Blázquez expuso que el porcentaje de chicas en la matrícula de educación superior de la Universidad Nacional ya alcanzó el 50 por ciento, pero aún hay carreras “femeninas”; hay otras de transición, donde antes casi no participaban, como Medicina, pero donde hoy representan el 63 por ciento.
Aunque en ese nivel ya se alcanzó igual presencia femenina, conforme avanza la escolaridad “la gráfica se separa”; así ocurre en los posgrados y puestos de decisión, y aunque tengan las calificaciones necesarias, en muchas ocasiones las mujeres no tienen el reconocimiento de sus pares, y no siempre son igualmente remuneradas, detalló.
En México ellas representan 47 por ciento de la matrícula del posgrado (sobre todo por las maestrías) y 32 por ciento de los investigadores. En el SNI, hasta 2018, 37 por ciento del total de los participantes eran mujeres.
“Se ha abierto el camino para llegar hasta donde estamos. En el sector de la ciencia ha habido logros y cambios institucionales importantes, como el otorgamiento de becas y prórrogas, y se han creado espacios a partir de la presencia de mujeres, junto con cambios socioculturales importantes y más conciencia de género”.
Pero aún hay desafíos, como permitir que niñas y niños tengan la posibilidad de jugar a lo que quieran, sin hacer divisiones; y que haya opciones y más enseñanza de la ciencia para ellas. Un aspecto importante es tener políticas y programas de seguimiento, presupuestos y recursos para acciones afirmativas, enfatizó Norma Blázquez.
Con respecto a la violencia de género, Candy Flores recordó que “en mi generación aprendimos a no hacer caso y seguir adelante, en vez de confrontarla, pero eso debe cambiar. No nos dábamos cuenta de lo que pasaba, pero ahora sí sabemos que existe y podemos transformar la situación, hacer que el cambio trascienda”.
Por último, Amalia Fernández, responsable de la Oficina de Género y Equidad de la FQ, explicó que en 2018 y 2019, en la UNAM la matrícula de la licenciatura en las áreas físico-matemáticas e ingenierías fue de 30 por ciento para las mujeres.
En la FQ, de 2000 a 2019 se registró 43 por ciento hombres y 57 por ciento mujeres; la mayoría de ellas se ubican en las carreras de Química farmacéutico biológica y Química de alimentos. En tanto, de los 175 profesores de tiempo completo, 61 por ciento son varones.
La UNAM cuenta con lineamientos para la igualdad de género. En esta casa de estudios se ha puesto atención a ese tipo de violencia, y ante una denuncia se activa el protocolo y “hay sanciones”. La FQ también cuenta con una Comisión Interna de Equidad de Género, concluyó.
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