Por: Aldo Herrera
En su discurso inicial durante la una reunión plenaria con los integrantes del grupo parlamentario del PAN en la Cámara de Senadores, el líder nacional de ese instituto político, Ricardo Anaya, señaló estar convencido de que “si algo marca este momento de la vida política y pública de México es el profundo desprestigio de nuestras instituciones democráticas”.
Apuntó que “prácticamente todas las encuestas recientes dan cuenta de que la aprobación de las instituciones democráticas han venido en franco declive, organismos constitucionales autónomos, ha bajado la aprobación del INE, ha caído la aprobación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
“Lo mismo los poderes constituidos, el Presidente de la República tiene una aprobación que está en niveles de mínimos históricos, prácticamente desde que se publican encuestas en nuestro país; ha caído la aprobación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, lo sabemos también del Congreso y señaladamente de los partidos políticos.
“Y me parece que debemos hacernos una pregunta obligada, ¿por qué están tan desprestigiadas las instituciones del Estado mexicano? Y me parece que la respuesta gira en torno fundamentalmente a dos claves:
“Por un lado, por la falta de resultados, porque los ciudadanos no perciben que las instituciones democráticas se estén traduciendo en que mejore su calidad de vida, en que tengan más dinero en el bolsillo, en que haya empleo, en que mejore la seguridad, que puedan vivir seguros, en paz, en que se reduzcan las desigualdades sociales. Una clave pues, es la falta de resultados”.
Luego, añadió, la segunda es, sin duda, la corrupción rampante que impera en nuestro país, un escándalo de corrupción tras otro, donde generalmente no hay consecuencia alguna, cuando la regla general en nuestro país se ha convertido en que el político corrupto se termina saliendo con la suya.
“Y a partir de reconocer esta realidad, este profundo desprestigio de las instituciones mexicanas, creo que lo que debemos asumir es un profundo compromiso con la regeneración de las instituciones del Estado mexicano.
“La generación de Gómez Morin en el 15, se planteó crear las instituciones que le hacían falta al país, era otro México, un país de 12 millones de habitantes en donde el 70 por ciento de la población vivía en zonas rurales, siete de cada 10 mexicanos no sabían leer ni escribir y no había instituciones robustas”.
En ese contexto, pidió a sus legisladores que se asuman “como una oposición crítica, hoy es nuestra obligación ser una oposición crítica frente a un gobierno que le ha fallado a los ciudadanos, oposición crítica frente a un gobierno que lo primero que hizo fue promover una Reforma Fiscal, aumentar los impuestos, y una Reforma Fiscal que, en buena medida, no sólo, pero sí en buena medida explica el estancamiento económico que está viviendo nuestro país.
“Una oposición crítica frente a un gobierno que ofreció un cambio de estrategia en materia de seguridad y que pasada la mitad del sexenio, y no exagero, no hay un solo funcionario del Gobierno federal que, con la más mínima claridad, pueda explicar en qué consistió el cambio de estrategia. No ha disminuido la violencia y ahí están los datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, se han disparado el secuestro, la extorsión, el robo a casa-habitación”.
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