- Te buscaré hasta encontrarte queda como una contribución a la memoria de este hecho doloroso.
Por: Redacción/
Trescientas treinta ilustraciones de igual número de autores que dan cuenta de los jóvenes rostros de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, de cuya desaparición se cumplen siete años, así como “amorosas semblanzas” que de manera breve reseñan sus sueños y esperanzas, son parte del libro Te buscaré hasta encontrarte, editado por la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Durante la presentación virtual de la publicación –un quehacer colectivo a través del arte, que contiene una crónica de Témoris Grecko sobre los acontecimientos de la noche del 26 de septiembre de 2014 en Ayotzinapa, así como las semblanzas de Paris Martínez y un poema de David Huerta– el periodista Grecko sostuvo que hace todavía cinco años la narrativa dominante era la sustentada desde el Estado y “reforzada desde los grandes medios de comunicación”.
Enfrentar dicha narrativa fue muy difícil, sin embargo, “lo hicimos de muchas formas, desde el teatro, el cine y el periodismo, y también desde las artes gráficas, “y quienes participábamos enfrentamos los ataques y las amenazas físicas de quienes estaban decididos a imponer la mentira histórica, pero fracasaron”, añadió el licenciado en comunicación social por la UAM.
El hecho de que el proyecto de Ilustradores de Ayotzinapa se convierta ahora en libro es dejar memoria tangible y de largo plazo de una lucha que ha sido difícil y aún no termina, pero no sólo eso, este trabajo solidario de este grupo de artistas ha servido a los padres de los estudiantes –quienes se vieron arrojados por la tragedia al activismo en la búsqueda de justicia y verdad– porque “nos demostró que no estábamos locos ni locas”, ante la ofensiva de medios que les pedían olvidar a sus hijos, recibir sus indemnizaciones y volver a sus vidas.
El productor y guionista de Mirar morir. Addendum sostuvo que, por el contrario, se aferraron a la verdad y a la justicia, y todos estos trabajos abrazan a las madres, a los padres y a los estudiantes; ha sido una ayuda emocional y psicológica, por lo que es importante seguir dando este apoyo a tantas personas que enfrentan el crimen.
La periodista y escritora Beatriz Zalce –muy cercana a la escritora Elena Poniatowska, quien escribió el prólogo del libro, pero no pudo estar en la presentación– expuso que Poniatowska tuvo la oportunidad de hojear la obra y “estaba emocionada por su publicación”.
Hubo una frase de Poniatowska, quien expresó “el gran arte siempre es dramático” y es así como ella recibió este texto que ya está en manos de los padres de los 43, que fueron los primeros en recibirlo.
Es un libro que a Poniatowska “le emociona porque se trata de Ayotzinapa, de estudiantes, de una ignominia más y también porque ella se siente muy cercana a la UAM. Es además una publicación de larga gestación, como larga es esta espera por los alumnos que iban a ser maestros “y que nos están dando una profunda lección.
“Elena tiene 89 años, pero el corazón fresco, joven y la indignación latente ante la situación que a siete años sigue vigente” y que “le ha tocado a la sociedad civil hacer que no se olvide”. Esta obra es una referencia obligada para todos y debe ser replicado, porque Ayotzinapa no debe olvidarse, señaló.
La maestra Andrea Fuentes Silva, jefa de la Sección de Producción Editorial de la Unidad Xochimilco, explicó que uno de los objetivos al hacer esta obra fue entregárselos en primer lugar a los padres de los estudiantes, como homenaje, memoria, abrazo y una muestra humilde del trabajo de muchas manos y muchos ojos. “Es un decir aquí estamos con ustedes, no están solos”.
La diseñadora e ilustradora Valeria Gallo, quien hizo la primera ilustración y logró compartir, viralizar y hacer colectivo el proyecto, aseveró que la realidad se verifica por la manera en que ésta puede percibirse a través de los sentidos y “de cosas tangibles que nos hablen de esta realidad”.
Este texto es una de esas cosas tangibles y también lo son los retratos, porque “en el momento que se hicieron virales y no los podíamos tocar ya estaban hablando de la realidad, de lo que estaba sucediendo; esta obra es una manera de darle color y vida a algo que muchos no estábamos viendo”.
Hay muchas trincheras para hablar de Ayotzinapa y una de ellas es la gráfica y “creo que es lo que podemos hacer con esta realidad que percibimos y la convertimos en algo tangible; la obra, que encierra todas estas historias de los estudiantes, representa a todas las familias de todos los desaparecidos, porque Ayotzinapa hace visible lo que pasa en el país con miles de familias.
El doctor Fernando de León González, rector de la Unidad Xochimilco, subrayó que Ayotzinapa representa “la principal herida con la cual hoy vivimos como mexicanos”, porque encierra todas las distorsiones y maldades que puede haber en una región del país y es un excelente recurso para no perder la memoria y la ruta de la lucha por la verdad, y para saber qué fue lo que pasó “tenemos los rostros de los 43 estudiantes de la normal Isidro Burgos”.
Agradeció el trabajo de los ilustradores y agregó que este libro editado por la UAM queda como una contribución a la memoria de un hecho tan doloroso para una zona de Guerrero que tiene un fuerte componente de pueblos originarios que han sobrevivido durante siglos.
“Ver los rostros acompañados de pequeños párrafos que sintetizan las aspiraciones, los sueños de padres y madres, que enviaron a sus hijos a estudiar para ser maestros rurales en Ayotzinapa, me conmueve”, expuso el rector.
La doctora Elsa Muñiz García, coordinadora de Extensión Universitaria de la Unidad Xochimilco, afirmó que la aparición del libro produce sentimientos encontrados; por un lado, contentos con la cristalización de este proyecto, pero al mismo tiempo, apesadumbrados por el hecho de que todavía sea una herida abierta.
Lamentablemente Ayotzinapa es uno de los sucesos más emblemáticos contra los derechos humanos en México y lo sigue siendo, pero “nos alegra que salga este libro que reúne 330 trabajos de ilustradores que a partir de una iniciativa de Gallo se convirtió en un quehacer colectivo a través del arte y que contiene además una cronología de Grecko y las semblanzas muy amorosas del también periodista Martínez y un poema de Huerta”.
En la presentación también estuvieron el ilustrador Mauricio Gómez Morín y Sofía de Castro, del Centro Prodh.
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