- “Las redes sociales propician una cantidad importante de fake news; hay que enfrentar la propagación de información con preparación académica”, afirmó el profesor de la UNAM, Jorge Meléndez Preciado.
Por: Redacción/
La mejor manera de celebrar el Día de la Libertad de Expresión en México, es informar bien y llamar la atención en que solamente por medio del ejercicio amplio de ese derecho es posible la democracia y la justicia en un país, afirma el profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, Jorge Meléndez Preciado.
El también periodista señala que no se cumple siempre, por lo que hay que pelear por él diariamente; no se trata de una garantía que se otorgue en la ley, “que queda establecida y todos contentos”. Hay que luchar para lograrla, ya que sólo en algunos medios de comunicación hay auténtico ejercicio de este derecho.
El coautor de libros como “Asalto al cielo. Lo que no se ha dicho del 68”, y “Medios, Democracia y Fines”, reconoce que en México se ha avanzado en la materia. “En muchas épocas solamente se podían expresar los ricos, los terratenientes, los obispos, los políticos”; aún en el capitalismo numerosas personas no tenían esa libertad.
De acuerdo con el experto, este año se cumplieron 60 años del asesinato del dirigente campesino Rubén Jaramillo, su esposa Epifania y sus hijos, porque reivindicaban sus tierras, y “hasta eso era malo”.
En la historia hemos tenido otros casos como el de los maestros, con Othón Salazar a la cabeza; el de los médicos, que también fueron reprimidos; los ferrocarrileros, con Valentín Campa y Demetrio Vallejo; el movimiento estudiantil de 1968, entre otros, recuerda.
Además, el lema de “prensa vendida” en aquel año era correcto: no había libertad de expresión. “Si uno revisa los periódicos de entonces, son totalmente ominosos porque sólo publicaban la versión gubernamental” de los hechos, recalca Meléndez Preciado.
Comunicadores organizados
El Día de la Libertad de Expresión en México se celebra el 7 de junio, fecha instaurada en 1951 por los editores de periódicos y el entonces presidente de la República, Miguel Alemán Valdés, para destacar la trascendencia para la democracia mexicana de una prensa libre e independiente.
En el último ranking mundial de la libertad de prensa, publicado por Reporteros sin Fronteras en 2021, México ocupó la posición 143 de 180 países, siendo la violencia, el miedo cotidiano y la impunidad los principales obstáculos para el ejercicio periodístico.
Ante el panorama que se vive para ejercer el periodismo, Meléndez Preciado señala: “es necesario que nos organicemos. Fui presidente de una agrupación, Unión de Periodistas Democráticos, donde investigamos el asesinato de Manuel Buendía y metimos a la cárcel a José Antonio Zorrilla Pérez”.
El gobierno ha emprendido acciones como el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, pero no ha traído muchos cambios; es necesario, consideró, que los comunicadores, informadores o reporteros se agrupen para tratar de resolver sus problemas y defender sus derechos.
Los periodistas, abunda, han organizado diversas marchas a la Secretaría de Gobernación; sin embargo, para tener derecho a la información y la libertad de expresión amplios, la ciudadanía debe apoyarlos en sus demandas, comprar el ejemplar, suscribirse al portal, dar likes, etcétera. “Si los ciudadanos quieren tener una opinión diversa, seria, responsable, también deben jugar su parte y ayudar en esto con su participación”.
Para el experto universitario, las redes sociales han propiciado una cantidad importante de fake news. “Hay que enfrentar la propagación de información falsa, haciendo lo que se hace en las universidades: capacitando a las personas, y auspiciando el periodismo de compañeros que hacen una labor excepcional”.
México es una de las naciones más desiguales en el mundo: en materia económica, uno por ciento de la población se lleva 35 o 40 por ciento de la riqueza producida en un año, mientras 90 por ciento aproximadamente 25 por ciento. “Esa es una injusticia y tiene que ver con el derecho a la información. ¿Pero puede estar bien informado un campesino en Oaxaca?”, concluye Jorge Meléndez.
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