Por: Redacción
El senador Mario Delgado Carrillo advirtió que las iniciativas presentadas por el senador Roberto Gil Zuarth como la presentada por los diputados César Camacho y Martha Tamayo en materia de seguridad interna, son una simulación.
Afirmó, que dichas propuestas lo que realmente pretenden es legitimar la intervención de los militares en tareas que corresponden a autoridades civiles, empoderar al Presidente y a las Fuerzas Armadas, así como, debilitar los contrapesos legislativos y judiciales.
Asimismo, el senador por la Ciudad de México puntualizó que no se puede ignorar la experiencia internacional; pues ésta ya ha demostrado que la participación del Ejercito en tareas que han estado a cargo de las autoridades civiles no resuelve la inseguridad sino que la agrava.
Bajo esta lógica, el integrante de la Comisión de Seguridad Pública en el Senado ejemplificó el caso de Colombia, país que vivió 17 años de Estado de excepción. Tiempo, en el que se impuso el uso de la justicia militar para juzgar a civiles, diluyendo la línea entre lo legal y lo ilegal.
“Las iniciativas que el Congreso pretende aprobar, además de ser inconstitucionales, son un cheque en blanco para que el Ejecutivo pueda obtener fácilmente un enorme poder discrecional, y distan mucho de ser propuestas de Ley serias y responsables”, reprochó Delgado Carrillo.
En este sentido, explicó que el artículo 73 constitucional establece que el Legislativo no tiene atribuciones para legislar en materia de seguridad interior.
De igual forma, el senador Mario Delgado subrayó que si bien existe una crisis de seguridad pública la #LeyGolpista no es la solución, ya que tiene muchas deficiencias.
“Debemos trabajar en una legislación que contenga conceptos claros y no laxos; que establezca que las Fuerzas Armadas no pueden desempeñar tareas propias de las Instituciones de procuración e impartición de justicia y que por supuesto asegure el respeto pleno a los derechos humanos”, puntualizó.
Finalmente, expresó que la seguridad pùblica es un tema de importancia mayúscula, por lo que merece una deliberación más seria y, sobre todo, más pública.
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