Por. Redacción/
La vida artística de Leopoldo Méndez estuvo ligada siempre a su quehacer político, como un creador comprometido desde edad temprana con el papel del arte en la vida social de México, refirió el caricaturista Rafael Barajas El Fisgón.
Durante un conversatorio, organizado por la Galería del Sur de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) como parte del 30 aniversario de ese recinto cultural, el caricaturista del diario La Jornada señaló que la vocación social de Méndez marcó el decurso de su quehacer plástico.
El interés por la vida social se vio reflejado en su trabajo con organizaciones, incluidas la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), de la que fue fundador; el Partido Comunista Mexicano; el Partido Popular Socialista de México, y la Confederación de Trabajadores de América Latina, entre otras.
Al celebrar la obra de quien ha sido considerado el grabador más destacado del México contemporáneo, El Fisgón apuntó que éste vivió el auge del proceso revolucionario nacional y se desarrolló en la lógica del renacimiento del país.
Aunque formó parte de la vanguardia de aquellos años, su vocación social lo condujo al arte popular y, por ende, a fundar el Taller de la Gráfica Popular (TGP), que reunió a pintores y grabadores miembros de grupos culturales y políticos de izquierda.
El pintor, escritor y activista apuntó que Méndez fue un dibujante de calidad extraordinaria quien tenía una finura en el trazo, gran sensibilidad y, sobre todo, una visión única reflejada principlamente en las piezas consagradas a la Revolución, la educación, los movimientos obreros y las injusticias sociales, entre otros temas.
Tal como recordaba David Alfaro Siqueiros, el grabador –considerado heredero de José Guadalupe Posada– logró plasmar toda la gama del arcoíris con obras de excelente factura que sobresalen tanto en composición como en contenido.
Finalmente, reconoció su trabajo como promotor del arte mexicano, ya que en el epílogo de su vida se convirtió en un editor importantísimo, creando el Fondo Editorial de la Plástica Mexicana, proyecto que buscó dar a conocer lo que la Revolución Mexicana había hecho en favor de la cultura.
Esta labor resultó en las publicaciones La pintura mural de la Revolución mexicana, Maestros europeos en la Galería de San Carlos, José Guadalupe Posada, ilustrador de la vida mexicana, Flor y canto del arte prehispánico de México y Lo eterno y lo efímero en el arte popular mexicano, libro en el que trabajó hasta el día de su muerte.
Entre historias y anécdotas el maestro Pablo Méndez, hijo de Leopoldo Méndez, recordó el trabajo de su padre, el activismo que emprendió durante toda su vida y su faceta personal, al ser un hombre comprometido con su país, las causas sociales y el arte, lo que en 1952 lo llevó a ser merecedor de la Medalla Premio Internacional de la Paz.
El también fotógrafo agradeció este homenaje e invitó a la comunidad a conocer el trabajo de su padre, acercarse a su obra y vivirla, lo que puede ser posible por medio del Fondo Documental Leopoldo Méndez, un valioso acervo que está bajo resguardo del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.
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