Por: Redacción
El poder público será mejor con un Legislativo fuerte y un constitucionalismo democrático y ciudadano, para que México sea un país próspero y podamos vivir con justicia y en paz”, afirmó el presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, César Camacho.
Enfatizó: “Al poder público le urge cobrar eficacia. En estos tiempos no dice nada la cauda de justificaciones, menos pretextos, la ciudadanía quiere resultados y los resultados siempre son la consecuencia de la buena política, en un clima transparente y democrático”.
Subrayó que hoy es indispensable “meterle la mano” a la representación nacional, para que, sin demérito de facultades y atribuciones de los otros poderes, el Legislativo tenga la fuerza que se pensó en el diseño original de la Constitución, remarcó.
En la sesión solemne del Capítulo Mexicano de la Organización Europea de Derecho Público (OEDP), al que se integró a partir de hoy, el diputado César Camacho señaló que si en el pasado el Ejecutivo tuvo preminencia, en el presente y el futuro el Poder Legislativo deberá cobrar legítima relevancia, ser más eficaz y más democrático.
“Éstos son tiempos de definiciones, y el Poder Legislativo está llamado a reivindicar su importancia en la arquitectura constitucional”. Planteó redefinir facultades fortaleciendo a cada poder, sin demérito de ninguno y que los otros ámbitos de gobierno no debiliten a la Federación.
Durante el acto realizado en el Museo Nacional de Arte, César Camacho aseguró que por su condición plural y colegiada, el Congreso es el sitio de discusión y arreglos nacionales, para canalizar inquietudes ciudadanas y sostener un diálogo republicano con los otros dos poderes.
Sostuvo que entre los Poderes Ejecutivo y Legislativo debe haber vasos comunicantes para que tanto el procesamiento y la toma de decisión sean expresión de la corresponsabilidad entre ambos.
También propuso que el Congreso lleve a cabo consultas a propósito de la constitucionalidad de alguna ley que intente proveer “y no esperar a la enmienda que le pueda propinar un tribunal constitucional”.
Destacó que el Poder Legislativo debe rehacer su relación con la sociedad y subrayó la creciente importancia del poder ciudadano. “Aunque jurídicamente tuviéramos argumentos para decir que como somos representantes tenemos carta abierta o manga ancha, lo cierto es que puede ser todo lo legal que queramos, pero quién sabe si sea todo lo legítimo que debía ser”.
Advirtió que si no se mantiene cercanía, identificación y comunicación con la gente, se lesiona y se pone en entredicho el principio de representación política.
Mencionó que el Sistema Nacional Anticorrupción recientemente aprobado “hace más evidente la relación entre el que manda, que es el ciudadano, y quien tiene que obedecer, el representante popular”.
Indicó que el ejercicio de la democracia no sólo radica en arribar al poder, sino hacerlo transparentemente, rindiendo cuentas y dando resultados. “No basta con legalismos formales”, pues la gente debe advertir niveles de satisfacción en sus condiciones de vida, seguridad, empleos dignos, ingresos razonables, oportunidades educativas y atención a la salud.
Sostuvo que el Ejecutivo debe dar cuentas al Legislativo, con la posibilidad de un diálogo frecuente para el equilibrio del ejercicio del poder público, y de un intercambio mutuamente respetuoso y edificante.
Más adelante, expresó que la Carta Magna prevé la intervención del Legislativo para dar una especie de “visto bueno al Plan Nacional de Desarrollo, cuando bien podría intervenir en su elaboración y eventualmente en su aprobación”.
Asimismo, dijo que el Senado interviene en la ratificación de los Tratados Internacionales y no tiene opción, por lo que consideró que valdría la pena que interviniera en el proceso de elaboración y no se vea en la difícil situación de decir que sí”.
Se pronunció por impulsar el crecimiento de la diplomacia parlamentaria, pues aun cuando le corresponde constitucionalmente al Ejecutivo, las reuniones multinacionales con todos los países con los que México tiene tratados ha sido fecunda para comprender y hacer propias las experiencias exitosas de otras latitudes.
Dijo que México puede satisfacer el modelo de un Estado democrático, moderno, con equilibrio de poderes, pues tiene una composición partidista plural en el ejercicio del poder, representación proporcional en órganos colegiados, gobierno federal y descentralizado, un sistema bicameral fuerte, rigidez constitucional, revisión judicial de la constitucionalidad e independencia del Banco Central.
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