Por: Redacción/
Según explicó Philippe Lazzarini, coordinador humanitario de la ONU en el Líbano durante una rueda de prensa en Ginebra, los refugiados han sido llevados desde los campamentos a lugares más seguros después de que la tormenta Norma azotara varias regiones del país, incluido el valle de la Becá.
“Algunos de los campamentos se han inundado completamente y hace mucho frío. Son unas condiciones extremas e inclementes y si he de describir la vida diaria diría que es miserable”, explicó.
Aunque el número de refugiados sirios oficialmente albergados en el Líbano es más de 900.000, su registro se cerró en 2014 y se calcula que en estos momentos hay entre 1,2 y 1,3 millones.
Alrededor del 70 por ciento, vive por debajo de la línea de pobreza, dijo Lazzarini, quien destacó que ese porcentaje reflejaba no obstante una mejora con respecto a 2017, cuando la cifra era mayor.
La proporción de refugiados por habitantes del país, uno por cada cuatro, sería “impensable e inaceptable” en cualquier otro lugar, añadió el funcionario de la ONU.
Los líderes libaneses en un punto muerto
Rechazando los rumores de que la situación de los refugiados fuera la única responsable por el descontento que se vive en el Líbano, el coordinador humanitario señaló que sus líderes están en “un punto muerto” y son incapaces de ponerse de acuerdo para compartir el poder de un gobierno central efectivo tras las elecciones del año pasado.
“Diría que hoy hay una atmósfera de ansiedad en el país que se debe mucho a ese punto muerto”, dijo antes de añadir que la “incapacidad del poner en marcha un gabinete, la incapacidad de decidir y poner en marcha una postergada reforma, combinado con la situación económica, combinada con la situación geopolítica de la región y los refugiados” son las causas del malestar social.
Lazzarini comentó que el apoyo y la solidaridad internacional hacia el Líbano continúa siendo fuerte, lo que se refleja en los 1500 millones que ha recibido el país desde 2015.
No obstante, advirtió que, tras ocho años de conflicto, la financiación de la ayuda humanitaria “puede haber alcanzado su techo” y que puede que se necesiten otras fuentes de financiación a largo plazo, especialmente para los proyectos de educación que requieren una inversión mínima para cuatro años.
Para los retornados, la “confianza” es primordial
Preguntado sobre cuántos refugiados sirios han optado por regresar a su país en guerra, el funcionario de la ONU explicó que solo entre 16.000 y 17.000 se registraron ante las autoridades en Damasco durante 2018, un ligero aumento respecto al año anterior, cuando no más de 13.000 se fueron a sus casas.
Los rumores de que la ONU había evitado que más gente regresara son falsos, declaró Lazzarini, quien señaló que la organización se aseguró de que los retornados tuvieran toda la documentación que necesitaban, como certificados de nacimiento y matrimonio, para evitar las dificultades para reintegrarse a la vida siria.
“En última instancia, la gente decidirá si la respuesta es irse o no, si tienen la confianza suficiente para regresar”, dijo. “Lo importante es que, si se producen retornos, se lleven a cabo en un entorno donde quienes lo hagan se sientan lo suficientemente seguros y tengan la confianza necesaria para hacerlo”.
Las últimas cifras de la ONU indican que hay más de 5,6 millones de refugiados sirios fuera del país devastado por la guerra; Turquía alberga la mayoría, con 3,6 millones.
El siguiente es el Líbano, con más de 900.000; seguido por Jordania, con 670.000; Irak, con 250.000; y Egipto, con 130.000; mientras que África del Norte alberga a 35.000.
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