- Las familias que los reciben los destinan para comprar productos de consumo para el sustento y hay regiones expulsoras de migrantes.
Por: Redacción/
Familias de migrantes que trabajan en Estados Unidos dependen de las remesas que reciben desde hace varias décadas, pero el gobierno mexicano deberá propiciar la generación de empleos bien remunerados para abatir la pobreza, explicó el doctor Roberto Zepeda Martínez en el Conversatorio Monitor del trabajo en México: empleo y salario, convocado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En la actualidad viven en el país vecino 60 millones de hispanos, de los cuales 40 millones son de origen mexicano, siendo Los Ángeles, California, la segunda urbe más habitada por conciudadanos después de la Ciudad de México. “Eso explica en parte el aumento del flujo de envíos año con año”, reconoció el profesor del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Las familias que los reciben los destinan para comprar productos de consumo para el sustento y hay regiones expulsoras de migrantes, donde se han generado programas de apoyo para la comunidad nativa, con el propósito de dinamizar la economía para que la ayuda no se pierda en el gasto corriente.
Al abordar el tema Remesas, pobreza y distribución, el experto en asuntos económicos de América del Norte se refirió a la migración como un proceso clandestino derivado porque el modelo de México no genera los empleos que requiere la población.
Sobre las políticas keynesianas que impulsa el presidente Joe Biden en Estados Unidos, Zepeda Martínez apuntó que el crecimiento del aquel país será de más de siete por ciento en 2021 con un gasto público equivalente a 15 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), mientras que México crecerá 5 por ciento este año, aunque debido a las caídas de 2019 difícilmente podrá recuperar el nivel financiero pronto.
“Por el gran ritmo de vacunación en Estados Unidos se habla ya de la era post-COVID, lo que impulsará su economía y beneficiará a la de México. El vecino del norte requerirá de mayor mano de obra, lo que atraerá a más migrantes”.
Las remesas no van a solucionar la pobreza en México y la forma de atacar este flagelo social es mediante la generación de empleos bien remunerados y con cobertura de seguridad social, enfatizó.
En México el sistema educativo público tiene sus aciertos en los niveles escolares que lo integran, en tanto que la salud pública ha estado en debate por las carencias de un sistema que tiene problemas graves debido a la falta de una infraestructura adecuada, lo cual quedó al descubierto por los estragos ocasionados por la pandemia, aseveró el especialista.
En los últimos diez años, de acuerdo con las mediciones del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) que incluyen factores sociales y estructurales, 50 por ciento de la gente padece de algún grado de pobreza, porcentaje que venía a la baja en años anteriores, pero ahora se incrementó debido a la COVID-19.
A ello se suman los sueldos que se pagan en el país, de los más bajos de América Latina, como resultado de las políticas neoliberales para atraer a las empresas trasnacionales. Por eso, el aumento de los salarios mínimos aplicado por el gobierno resulta adecuado para mejorar la vida de los trabajadores y sus familias.
“Con el que se pagaba en 1970 un empleado podía comprar los productos de la canasta básica, pero ahora no alcanza para comprar un kilo de carne y los bienes que integran ese conjunto de alimentos están fuera del poder adquisitivo de la mayoría de los mexicanos”.
Uno de los efectos más perniciosos del neoliberalismo ha sido el acrecentamiento de la desigualdad, la riqueza está concentrada en pocas manos y a la par ha propiciado una población creciente de pobres.
Para el académico ese sistema no es un modelo económico sino un proyecto político para recuperar el poder que el capital y las empresas habían perdido. Pero la interrogante es si se puede cambiar considerando que los expresidentes Bill Clinton, Tony Blair y Luiz Inácio Lula da Silva no lograron modificar sus preceptos.
“Varios autores han señalado que con el COVID-19 el Estado contará con una mayor presencia en la economía y que mediante el cobro de impuestos a los ricos se tendrán que solventar los programas sociales que deben aplicarse ante los efectos ocasionados por la pandemia, por lo que en apariencia estamos próximos a entrar a un proyecto económico más social con un rol decisivo del gobierno para aplicar políticas de redistribución”.
En el conversatorio, promovido por el maestro Miguel Ángel Barrios, coordinador de la Licenciatura en Economía de la Unidad Azcapotzalco, en coordinación con el Programa de Comunicación de la Ciencia, Zepeda Martínez enfatizó en la necesidad de entender que los programas sociales son parte de un proceso integral para reducir la pobreza, mejorar la educación y los sistemas de salud.
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