Por: Patricia Ramírez
En el mundo existen dos clases de niños; los primeros son la imagen inmediata del concepto infancia, aquellos que ven caricaturas en la televisión, visten uniforme para ir a la escuela, juegan a ser superhéroes, comen dulces y descubren el mundo sin miedo; los segundos tienen actividades diferentes, ellos limpian parabrisas, venden chicles en los semáforos, piden dinero en las avenidas y bolean zapatos, ellos son los niños de la calle.
Desde la década de los 80’s despertó la inquietud social por los menores que estaban creciendo en los puentes y cruceros, sin embargo, esa preocupación no fue suficiente para evitar que aquellos niños llegaran a la adultez, tuvieran hijos y nietos que posteriormente se convertirían en una generación más sin hogar.
En México existen alrededor de 95 mil niños y niñas en situación de calle, informó la Comisión de Derechos de la Niñez en su último estudio realizado en 2013, pero esta cifra no es exacta, son pocas las instituciones dedicadas a elaborar registros de este sector, por lo que es difícil tener datos exactos y por consecuencia, llevar a cabo medidas para solucionar la problemática.
El problema convertido en fenómeno
La pobreza, el hambre, la violencia y la discriminación son situaciones cotidianas en su vida, y cada vez se incrementan riesgos como la prostitución, consumo de drogas y actividades ilícitas relacionadas con el crimen organizado, ambientes inimaginables para los niños de casa.
Se esperaría que los derechos de los niños aprobados desde 1959 y legislaciones como la Ley para la Protección de los derechos de Niñas, Niños y Adolescentes fundamentada en el párrafo sexto del artículo 4° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la Convención sobre los Derechos del Niño o la Declaración de los Derechos del Niño ayudaran a mejorar la problemática pero este tipo de estatutos presentan vacíos y carecen de apartados específicos para situaciones como la vida en la calle.
A pesar de los avances legales y sociales, las medidas para defender sus derechos son poco o nada aplicada, debido a que esta problemática se ha convertido en un asunto de la vida cotidiana, que ha terminado con gran parte de la inquietud social, para ser sustituido por el rechazo hacia el tema.
Este año, la Comisión Especial de Delitos Cometidos por Razones de Género alertó sobre el dictamen de la Comisión de Derechos de la Niñez, el cual establece que niños en situación de calle no requieren de más derechos aparte de los ya establecidos en legalmente, por lo que se entendió como una forma de negar apoyo fundamental como educación, salud y vivienda a este sector vulnerable.
“Es absurdo pues en ninguna parte de nuestra legislación refiere las circunstancias adversas y difíciles que vive este sector de la población tales como ser víctimas de la delincuencia organizada, la trata de personas o explotación sexual”, expresó sobre el dictamen, Maricela Contreras Julián, presidenta de la Comisión Especial.
Fragmentos de ayuda
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) no lleva un registro de los niños en situación de calle, sin embargo, posee un control de población de 3 a 17 años de edad sin vivienda y la residente en albergues o dormitorios públicos, lo que refleja apoyo a unos cuantos.
En total, en el país existen 1,170 casa hogar; los estados que tienen mayor cantidad son Ciudad de México (152), Chiapas (136), Oaxaca (117) y Chihuahua (102); mientras que los que registran menor cantidad son Nuevo León (5), San Luis Potosí (5), Puebla (3) y Quintana Roo no cuenta con ninguno.
Algunas de las organizaciones y albergues más conocidos en la Ciudad de México son la Casa Hogar de la Santísima Trinidad, Red por los Derechos de la Infancia en México, Fundación Clara Moreno y Miramón, Casa Hogar Villa Nolasco y El Caracol.
Gran parte de los albergues aún no son suficientes para poder atender a los miles de niños de la calle, y también se encuentran en una lucha por intentar que el crimen organizado no acapare a la mayoría de los menores.
El porcentaje de niños de la calle aumenta cada año, son más generaciones las que se incorporan a la lista de un registro actual inexistente. Este día del niño, para ellos será otra jornada como cualquier otra, limpiando parabrisas, boleando zapatos, vendiendo chicles, durmiendo bajo los puentes o en los cruceros, no existe el día del niño para quien nunca tuvo la vida de uno.
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