Por: Redacción
Muchos medios internacionales han manifestado dudas sobre las elecciones generales de este domingo en Nicaragua, al grado que prestigiosos diarios como The New York Times han comparado a Daniel Ortega —candidato por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y actual presidente de esa nación centroamericana— con Frank Underwood, protagonista de la serie televisiva House of Cards, por proponer a su esposa como compañera de fórmula, o incluso ha publicado columnas en las que tacha al proceso de “farsa electoral”.
“Esto es resultado de la cada vez más notoria propaganda destinada a deslegitimar dichos comicios y de las numerosas críticas al respecto; una parte se ha dado en el interior del país, aunque la mayoría viene del extranjero, donde las objeciones han tenido más eco”, dijo Adalberto Santana, exdirector e integrante del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM.
Para el especialista, es indudable el amplio respaldo popular de Ortega, quien tiene una intención de voto de hasta 62 por ciento —según las últimas encuestas—, por lo que la estrategia de sus adversarios ha sido invitar a la ciudadanía a no acudir a las urnas a fin de minar la credibilidad de este ejercicio mediante un alto índice de abstención.
“Este tipo de iniciativas se inscriben en esta tendencia de querer expulsar a los llamados gobiernos progresistas de la región, como pasó en Brasil con Dilma Rousseff o en Argentina con Cristina Kirchner”, advirtió el experto en temas de cultura e historia latinoamericana.
Desde el siglo XIX, Nicaragua ha despertado ambiciones de todo tipo por su privilegiada posición geoestratégica —actualmente hay empresas chinas interesadas en construir un canal interoceánico que atraviese su territorio—, por lo que los grandes capitales siempre han estado interesados en controlar esta área de influencia.
“Por ello, en este momento algunos de los personajes abocados a deslegitimar al gobierno sandinista y que pugnan por el triunfo de sectores más conservadores sean grupos de presión anticastrista radicados en Florida o políticos estadounidenses, como la congresista republicana Ros-Lehtinen, vehemente opositora al avance de las fuerzas progresistas en América Latina”, subrayó.
La legitimación en la balanza
Tras atravesar un proceso revolucionario que dejó un abultado número de víctimas, los distintos sectores sociales nicaragüenses han madurado y hoy transitan por una ruta de mayor participación democrática, por lo que sus procesos electorales no suelen generar inquietudes que deriven en violencia como en Venezuela, aunque hay individuos deseosos de propiciar escenarios similares y se valen de crítica y propaganda proveniente del exterior, expuso Santana.
Este tipo de campaña viene del extranjero porque al interior la oposición tiene poca adhesión entre la gente, ya que el gobierno sandinista genera mayor consenso entre las mayorías, en gran parte debido a que ha impulsado políticas que han reducido la pobreza extrema o elevado el nivel educativo, lo cual se refleja en que sea de los países más estables de la región, con menos violencia y con una de las fuerzas armadas más efectivas en el combate al narcotráfico (hecho reconocido por EU).
“Contrario a la pretensión de sus adversarios —a menos que la concurrencia del electorado sea ínfima—, las elecciones del domingo legitimarían aún más al FSLN si éste gana con más del 50 por ciento de los sufragios, lo cual es muy factible. Por otro lado, si la oposición obtiene un número de votos ínfimo demostraría que está deslegitimada, lo cual también es muy probable. Eso está en el fondo del tapete”.
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