Por. Redacción/

El estudio reporta una baja del 23% en la inversión extranjera directa durante 2017, cuando se ubicó en 1,43 billones de dólares, y prevé un aumento mínimo de esos flujos en 2018.

La caída de las inversiones fue resultado, en parte, de la disminución del 22% de las fusiones y adquisiciones internacionales. Además, se redujeron un 14% las inversiones anunciadas para nuevas instalaciones, colocándose en 720.000 millones de dólares.

El panorama mundial es preocupante, según la UNCTAD, debido principalmente a dos factores: las presiones que sufre actualmente el comercio internacional y la reforma fiscal en Estados Unidos, que afectaría “significativamente” los modelos globales de inversión.

Según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), la producción y el comercio crecerán este año a nivel mundial, lo que debería tener un impacto positivo en los flujos de inversión.

“Pero, por otro lado, ha habido en varios países cambios de políticas. Las medidas impositivas en Estados Unidos, que otorgan ciertos beneficios fiscales a empresas multinacionales con ganancias retenidas en el exterior podrían generar una repatriación de fondos, lo que tendría un impacto negativo”, explicó Ariel Ivanier, oficial de Asuntos Económicos de la División de Políticas para la Inversión de la UNCTAD.

Ha habido en varios países cambios de políticas. Las medidas impositivas en Estados Unidos, que otorgan ciertos beneficios fiscales a empresas multinacionales con ganancias retenidas en el exterior podrían generar una repatriación de fondos, lo que tendría un impacto negativo.

Las medidas impositivas en Estados Unidos, que otorgan ciertos beneficios fiscales a empresas multinacionales con ganancias retenidas en el exterior podrían generar una repatriación de fondos, lo que tendría un impacto negativo.

América Latina
El retroceso global no afectó en 2017 a la región de América Latina y el Caribe donde, impulsada por la recuperación del bloque, la inversión extranjera directa creció por primera vez en seis años, sumando 151.000 millones de dólares, un avance del 8%.

De acuerdo con la UNCTAD, aunque modesto, el aumento es un buen augurio para la región, que ha empezado a levantarse sobre todo gracias a una sólida demanda nacional e internacional y al alza de los precios de las materias primas que exporta, como soja, metales y petróleo.

La tendencia positiva, no obstante, está sujeta a los mismos riesgos que el resto del mundo, es decir, las tensiones comerciales y la reforma fiscal estadounidense.

“En la región, las perspectivas a futuro dependerán un poco de esas variables. En muchos países, además habrá elecciones que pueden afectar el clima de negocios. El caso del Tratado de América del Norte, por ejemplo, puede tener un impacto en las inversiones en México. Los cambios fiscales pueden llegar a tener un impacto regional”, explicó Ariel Ivanier, oficial de Asuntos Económicos de la División de Políticas para la Inversión de la UNCTAD.

Por otra parte, la actividad de las empresas latinoamericanas transnacionales también repuntó en 2017, con inversiones de 17.300 millones de dólares, un 86% más que el año anterior.

Inversiones indispensables
El retroceso mundial de 2017 y la pobreza de las perspectivas globales para el año en curso son especialmente alarmantes para los países en desarrollo, sobre todo para los más pobres, donde la inversión internacional es indispensable para un desarrollo industrial sustentable.

“Se necesitarán inversiones en los sectores productivos para que los países más pobres logren un desarrollo sostenible”, subrayó el Secretario General de la UNCTAD, Mukhisa Kituyi.

La caída de la inversión extranjera directa ha disminuido la expansión de la producción internacional, cambiando los modelos transfronterizos que beneficiaban a las economías no industrializadas por medio de la inversión en capacidades productivas.

Con un promedio del 39%, la inversión extranjera directa es la mayor fuente de financiamiento para los países en desarrollo; sin embargo, en los países menos desarrollados esa cifra ha ido en declive desde 2012 y en la actualidad alcanza menos del 25%.

Para la UNCTAD, este escenario evidencia la importancia de crear un entorno global propicio para la inversión, lo que implica políticas abiertas, transparentes y no discriminatorias.

Nuevas políticas industriales
El cambiante entorno económico internacional exige enfoques diferentes a las economías nacionales y ha empujado a más de cien países a adoptar nuevas estrategias de desarrollo industrial en los últimos años para responder a las oportunidades y desafíos de la nueva revolución industrial.

Dichas estrategias generan, a su vez, nuevos modelos que, sumados a políticas modernas, van guiando las nuevas tendencias inversoras.

“La nueva revolución industrial ya afecta los patrones de inversión transfronteriza. Las políticas de inversión deben adaptarse como parte de las nuevas estrategias de desarrollo industrial”, puntualizó el titular de la UNCTAD.