Por: Redacción/
El feminismo no tiene que ver sólo con la conquista de libertades y el reconocimiento de derechos de las mujeres, sino también con un cuestionamiento profundo de los fundamentos del propio mundo, sostuvo la doctora Silvia L. Gil en la Unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
De hecho, “ya estamos asistiendo a una nueva visión de la realidad gracias a las miradas de los feminismos y no es una idea teórica ni una cuestión utópica, sino una extensión de esta corriente de pensamiento”, dijo al ofrecer la Conferencia Filosofía y feminismos. Desafíos para tiempos de crisis.
La académica del Departamento de Filosofía de la Universidad Iberoamericana afirmó que la redefinición del mundo es necesaria para salir de la crisis civilizatoria de valores asociados a una determinada idea de modernidad, desarrollo y progreso que han ido de la mano del capitalismo heteropatriarcal y racista.
Por ello es primordial vislumbrar qué fenómenos son clave para entender el mundo, es decir, “dónde estamos paradas, cuál es el diagnóstico, qué podemos hacer desde una mirada colectiva del mundo que habitamos” y reconocer algunos de los aportes de los feminismos para poder plantear los desafíos políticos.
Fenómenos como la precariedad laboral, la mercantilización de la vida, la incertidumbre existencial y las migraciones redundan en una característica clave del poder contemporáneo que es la intensificación de la vulnerabilidad de los cuerpos y el aislamiento de la vida, y puesto que todo esto es una imposición del neoliberalismo es preciso frenarlo y proteger a los colectivos más vulnerables.
Una de las lecciones de los feminismos es que lo político no tiene que ver con representaciones partidistas o con esferas gubernamentales, sino con “cómo nos hacemos cargo colectivamente de la vulnerabilidad de los cuerpos y de la capacidad de decidir juntos cómo queremos vivir”.
Una segunda enseñanza es un poco más filosófica y está vinculada con el significado del ser humano y del ser sujeto, el cual sólo puede conocerse a sí mismo a través de aquello que no es.
Es decir, “todo lo que somos en realidad está hecho también de aquello que no somos” y de acuerdo con Butler no hay una identidad plena, el sujeto no puede ser agente o autor de sí mismo puesto que está hecho de otras cosas que no es y que es la diferencia, y no la identidad, lo que le permite ser.
Una de las aproximaciones metodológicas centrales es la de las diferencias, ahora los movimientos sociales tienen que ser inclusivos e impedir que las diferencias se conviertan en desigualdad, si bien es cierto que cada uno necesita generar sus propios protagonismos, el desafío está en ser inclusivos.
Otra cuestión metodológica está relacionada con las politizaciones que deben verse más allá de las ideologías, como una práctica de lo concreto que sea capaz de tocar la vida, sacudir los cuerpos y hablar de problemas concretos.
La docente aseveró que “debemos situarnos en una realidad de interdependencia y de relaciones materiales e inmateriales que nos constituyen y nos sostienen mediante grupos sociales”, unos que se desligan de esa realidad de interdependencia porque se saben capaces de ser autosuficientes y autónomos, y otros que están obligados a resolver las situaciones de interdependencia de la vida.
Los aportes feministas ofrecen herramientas vastas para pensar en un nuevo orden social que forje una capacidad o sensibilidad con el fin de poder enfrentar colectivamente las situaciones comunes y para “atrevernos a imaginar cómo queremos que sea esa vida a partir de otros criterios éticos y políticos capaces de reconstruir nuestros vínculos sociales”.
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