Por: Redacción/
La Fundación Rabobank ayuda a los agricultores y las cooperativas en los países en desarrollo a ser independientes. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura colabora con ella para fomentar la integración de los pequeños propietarios en las cadenas de valor de África, con proyectos en países como Tanzania, Etiopía, Kenia o Uganda.
Generalmente, estos agricultores no participan en la cadena de valor agroalimentaria, pero desempeñan un papel fundamental en los mercados locales y a la hora de mitigar la inseguridad alimentaria. Por ello, la agencia ha destacado la necesidad que estos agentes entren a formar parte del desarrollo socioeconómico que se espera en la región.
“Deberíamos tener en cuenta a esta gente cuando hablamos de crear condiciones para que los empresarios agrícolas crezcan y prosperen en África”, señaló Graziano da Silva.
Un crecimiento para todos
El titular ha declarado que, sin políticas y asociaciones que permitan a los agricultores participar y beneficiarse del crecimiento, “la oportunidad podría convertirse en un riesgo”.
En este contexto, las cooperativas les ofrecen los medios para poder integrarse y competir en el mercado agroalimentario, de tal manera que las empresas de transformación y los minoristas no acaparen los beneficios del crecimiento.
“Las cooperativas y otras asociaciones son la única manera de proporcionar a las familias de agricultores asistencia técnica, formación, recursos financieros y acceso a tecnologías modernas”, expresó da Silva, y añadió que “también son importantes para promover una estrecha cooperación entre los agricultores y las instituciones de investigación, para ayudar a los pequeños agricultores a participar en la elaboración de políticas y proporcionar servicios de divulgación y asesoramiento a sus miembros”.
Trabajando con Rabobank
La asociación comenzó en 2013 con un acuerdo que recogía iniciativas que abarcaban desde entidades microfinancieras para promover el empleo juvenil hasta la formación de cooperativas para fomentar la agricultura de conservación.
La inclusión es la clave
Los socios se unirán ahora para establecer plataformas de formación a fin de enseñar cómo utilizar los datos de manera inclusiva, de tal forma que resulte útil y eficiente para los pequeños propietarios y las entidades que las ofrecen.
Otras posibles áreas de colaboración son la reducción de las pérdidas tras las cosechas con inversiones en formas de producción eficaces y respetuosas con el medio y la expansión de la “Gran Muralla Verde” africana.
“La inclusión es la clave para promover el desarrollo en el continente africano”, indicó da Silva.
Urbanización para el desarrollo rural
La falta de medios provoca el traslado de la población del campo a las ciudades. Este éxodo presenta riesgos, puesto que, con una menor producción agrícola, los alimentos procesados y la comida rápida son más habituales, generando problemas de salud a la población.
En este contexto, Graziano da Silva ha aprovechado para resaltar la importancia de promover la eficiente gestión de los recursos naturales y las dietas sanas, así como “urbanizar las zonas rurales” para garantizar una buena educación, servicios sanitarios, electricidad, acceso a internet e infraestructuras, mejorando las condiciones de vida de la población rural.
La inversión en infraestructuras favorecerá, además, el contacto entre productores, empresas transformadoras, distribuidores y otros agentes de la cadena de valor, integrando a los pequeños agricultores en el mercado.
Esto fortalecerá los vínculos entre los pequeños centros urbanos y las zonas circundantes y permitirá crear empleo para los cerca de diez millones de jóvenes africanos que entran en el mercado laboral cada año, y no solo en los sectores agrícolas.
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