Por: Redacción/

La Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (CANIRAC), los Directores de Cadenas de Restaurantes (DICARES) y la Asociación Mexicana de Restaurantes (AMR) lamentaron la falta de sensibilidad de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, y el Gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo Maza, ante el llamado para que el sector sea considerado actividad esencial.

Lo anterior, luego del anuncio de ambos gobiernos de mantener el semáforo rojo con las mismas restricciones, a pesar del grave riesgo en el que se encuentra la industria que genera más de cinco millones de empleos directos e indirectos en México.

Aunado a lo anterior, reiteran que los restaurantes no son fuente de contagio como las propias autoridades mexicanas -incluidos el gobierno de la CDMX y del Estado- lo han reconocido. De hecho, han insistido en que el riesgo está en fiestas privadas y el comercio informal, donde se carece de control sanitario.

Estudios internacionales como el que se llevó a cabo por WSJ en New York, en Estados Unidos, constatan que los contagios se dan en las fiestas privadas, no en los restaurantes. La investigación, retomada por medios de ese país, reveló que los restaurantes sólo “representan 1.4% de la propagación del virus”. También información basada en estudio realizado por Stanford Univertity y Northwestern University: “Mobility Network Models for Covid-19 Explain Inequities and inform reopening” se señala que restringir la ocupación en cada “punto de interés” es más efectivo en reducir la tasa de contagios, que reducir uniformemente la movilidad. También explica que la política uniforme de cierres a la movilidad causa más daño económico y problemas al Sistema de Salud Social, si no se es acompañado de apoyos económicos y subsidios al empleo, especialmente es las poblaciones más marginadas.

Con respecto al anuncio de los apoyos económicos que anunció Claudia Sheinbaum, que consisten en los $2,200.00 a colaboradores de los restaurantes y la reducción del impuesto sobre nómina para enero, la industria coincide en que es insuficiente, dado el profundo impacto que enfrentan los establecimientos.

Además, en el Estado de México, hasta ahora, el gobierno no ha anunciado algún apoyo financiero, dejando al desamparo a los empleados del sector y empresarios de esta entidad.

La industria restaurantera ha calculado que, desde el inicio de la pandemia, en la Zona Metropolitana del Valle de México se han cerrado 13 mil 500 establecimientos, y estima que este cierre afectará a una importante cadena de producción de proveedores locales.

Ante el reciente llamado de cientos de empresarios restauranteros del Valle de México que anticipan abrir el 11 de enero, la CANIRAC, DICARES y AMR expresaron que, si bien, no alentarán esta acción, respetarán y se solidarizan con los agremiados que, ante la desesperación de perder su patrimonio, apliquen esta medida.

La industria restaurantera está plenamente convencida de que es la solución para hacer frente a la crisis sanitaria y económica, por lo que durante una reunión con autoridades de la CDMX expusieron diversos argumentos y presentaron la siguiente propuesta de apertura:

· Apertura con un aforo del 25% interiores y 35% en terrazas.

· Mesas de seis comensales máximo.

· Horario de cierre a las 22:00 horas, martes a domingo (Cierre Lunes).

· Uso del código QR para rastreo.

· Seguir la aplicación del Protocolo Mesa Segura, el cual se ha aplicado desde que los restaurantes abrieron en junio

· Muestreo de empleados semanal al 5% de la planilla con pruebas Covid-19 en establecimientos con más de 50 trabajadores.

· Además, para garantizar el cumplimiento, la industria se compromete a acompañar a las autoridades del INVEA (en el caso de la CDMX) a los operativos de supervisión.

Durante el encuentro, también se expresó que entidades como Morelos, Querétaro, Durango, San Luis Potosí y Jalisco entre otros han demostrado que con semáforo rojo se puede permitir la operación acotada de los restaurantes. De igual manera se reiteró que existía enojo y frustración en la industria restaurantera porque el comercio informal de venta de alimentos ha seguido funcionando sin ninguna medida de sana distancia o higiene. “No se puede castigar a la industria formal por la falta de control que se ha tenido con otros sectores”.

Lamentablemente, estas propuestas no fueron escuchadas y ni siquiera se dio una contrapropuesta.