Por: Redacción
La visita del Papa Francisco a México está lejos de representar una violación al Estado laico; al contrario, mostrará que como sociedad hemos madurado, afirmó Jorge Eugenio Traslosheros Hernández, del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM.
Por su parte, Yolanda Bernal Álvarez, de la Facultad de Psicología de esta casa de estudios, consideró que recurrir a una fuerza más allá de lo propio -tanto en lo personal como en lo social- sirve como mecanismo de contención. Esto es importante si se considera que en nuestro país ocho de cada 10 personas son católicas y para ellos el pontífice es un elemento de consuelo.
“La presencia del Papa no resolverá nada —no se compromete a hacerlo porque eso está fuera de lo posible—, pero viene a prometer y a incrementar nuestros sueños y esperanzas, como un paliativo”, sostuvo.
En conferencia de medios, en el Salón de Actos del IIH, Traslosheros Hernández afirmó que hoy podemos desarrollarnos dentro una normalidad democrática y ciudadana a tal grado que quienes profesan una religión ya se pueden manifestar libremente en el país e incluso recibir a sus líderes. Por ello, es justificable que en eventos multitudinarios se garantice la seguridad y la libertad de culto, dijo.
Para el historiador, el asunto de la laicidad fue puesto sobre la mesa incluso antes de Benito Juárez, tema que, con algunas modificaciones constitucionales, se ha resuelto gradualmente.
“Nadie puede cuestionar la importancia de que el Estado mexicano sea laico, lo que sí está a debate es la naturaleza de esta condición. En ese contexto encontramos dos posturas, pues hay quienes consideran a este último como uno donde las religiones deben ser relegadas a la observancia estricta de la vida privada, sin posibilidad de hacerse presentes en lo público”, expuso.
Por otro lado, hay quienes hablan de un Estado de laicidad propositiva en el cual éste se muestra neutral y equidistante de todos los credos, pero en favor de los derechos humanos como sustento de una sociedad democrática, diversa y plural, como la mexicana, sostuvo.
El experto mencionó que el país dispone de un sistema constituyente permanente que ha permitido modificar la Carta Magna y que la evolución del punto analizado se aprecia en tres bloques de reformas constitucionales.
El primero es de 1992 y reconoce por primera vez la existencia jurídica de las Iglesias en la sociedad civil y crea la figura de asociaciones religiosas; el segundo data de 2011 y consolida la reforma en materia de derechos humanos con base en los acuerdos internacionales (ahí la libertad de culto ocupó un lugar crucial).
Esto abrió el camino para que en 2013 se introdujera la elección de fe como un derecho fundamental de los connacionales y definió la naturaleza del Estado mexicano como laico, resaltó.
Al respecto, Bernal Álvarez señaló la existencia de aspectos de orden íntimo, emocional, subjetivos y existenciales presentes en las personas ante la visita del Papa.
Estas características, abundó, están relacionadas con no poder explicar una realidad angustiante, una situación complicada o momentos difíciles, pues por lo regular se recurre a Dios.
La religión tiende a funcionar como un mecanismo de compensación en el terreno personal. “En México, nuestras condiciones de alta corrupción, impunidad, narcotráfico y violencia hacen necesario algo que nos dé una posibilidad de alivio y tranquilidad”, concluyó.
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