Por: Redacción
Las agresiones generalizadas y la precariedad laboral provocan que cada vez más niños y adolescentes centroamericanos dejen sus lugares de origen y busquen mejores oportunidades en Estados Unidos, advirtió Andrea Paula González Cornejo, académica de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM.
Al participar en el foro Infancias y Juventudes en Riesgo: Migrantes, Refugiados y Expulsados, organizado por el Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de esta casa de estudios, la antropóloga indicó que la violencia en las zonas de expulsión es un fenómeno estructural de crecimiento exponencial.
Por ejemplo, en Honduras se registran 82.1 crímenes por cada 100 mil habitantes, 66 en El Salvador y 21.6 en Guatemala, y se calcula que más del 50 por ciento de los asesinados son menores de 25 años. Los tres países conforman el llamado Triángulo Norte de Centroamérica y es considerado la zona sin guerra con el mayor índice de homicidios en el mundo.
Para González Cornejo, el incremento en la vulnerabilidad en este grupo etario hace que los afectados prefieran ser indocumentados que el blanco recurrente de la violencia sistemática.
Números al alza
Al impartir la charla De su vida y de bajada. Una reflexión sobre el proceso de migración de niños, Shiduet Mariana Castro Hernández, del Instituto de Investigaciones Jagüey del Cuerpo, lo Corporal y lo Espiritual (en el Estado de México), relató que el número de infantes salvadoreños, hondureños y guatemaltecos que viajan ilegalmente a EU para escapar de la pobreza y agresiones aumenta anualmente.
Debido a la hostilidad que viven en su lugar de origen, los menores encaran una encrucijada: quedarse acorralados y morir al negarse a formar parte de grupos delincuenciales como los Maras, unirse a quienes los amenazan o huir para evitar la muerte.
“Preservar su existencia implica una decisión difícil: la de dejarlo todo y emprender un viaje de miles de kilómetros, incluso sin saber qué hay en el otro país, pero conscientes de que donde viven no es más para ellos”, dijo.
Así, nos enseñan que es necesario replantear no sólo lo que entendemos por niñez, sino por tenacidad, astucia, perseverancia, perspicacia, integridad y amor por la vida. “Ellos seguirán este tránsito a través de las fronteras mientras prevalezca este sistema político y económico rapaz. Con ello construyen oportunidades de supervivencia y sus códigos genéticos y sociales cambian”, concluyó.
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