Por: Redacción/
El laboratorio Mesa Vibradora de la UNAM es el más grande en su tipo en América Latina y apoya a empresas para probar la resistencia de equipos e inmuebles durante sismos de gran intensidad, como el ocurrido en 1985.
Roberto Durán Hernández, titular del laboratorio del Instituto de Ingeniería, explicó que con cuatro metros por cada lado y tres grados de libertad, especialistas realizan en esta mesa pruebas estructurales de edificios y sistemas de construcción prefabricados.
“Cuando las constructoras tienen alguna duda o quieren probar un nuevo sistema, se acercan a nosotros para probarlo”, dijo en conferencia de medios.
En la actualidad, añadió, las constructoras debe cumplir una serie de normas que fueron mejoradas luego de los efectos que tuvo el sismo de 1985, cuya intensidad fue de 8.1.
Además, “debido a los nuevos requerimientos para la industria eléctrica, también han venido a realizar ensayos empresas y organismos del ramo. Hoy en día el laboratorio no sólo está dirigido a la ingeniería civil, sino que tenemos una mayor gama de posibilidades para hacer ensayos en el laboratorio”, detalló.
Donada por Japón e instalada en el edificio anexo del Instituto de Ingeniería, la Mesa comenzó a funcionar desde 1997, con el desarrollo de estudios estructurales en México.
Debido a que soporta estructuras de hasta 20 toneladas, los expertos también validan en ella nuevos conceptos estructurales, modelos analíticos, comportamiento de equipo mecánico, eléctrico, electrónico y de comunicaciones ante sismos.
Algunos de los resultados que se han obtenido se han incorporado a las normas y reglamentos de construcción para la Ciudad de México, precisó.
Es el caso de la red de instrumentos sísmicos que permiten zonificar el subsuelo de esta urbe y revisar mejor el comportamiento del suelo en el que vivimos, ejemplificó el universitario.
Respecto al sismo de 8.2 ocurrido el pasado 7 de septiembre y que afectó los estados de Oaxaca y Chiapas, el investigador dijo que las estructuras de adobe y los edificios antiguos son los que tienen las estructuras más débiles.
Para el caso de la Ciudad de México, Durán Hernández explicó que en esta ocasión el movimiento generado por el sismo fue mucho menor al registrado en 1985, por lo que la respuesta de las construcciones y los equipos fue mejor.
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