Por. Redacción/
Investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) trabajan en el diagnóstico y las medidas de recuperación de las chinampas, patrimonio cultural y mundial de la Ciudad de México, que en septiembre de 2017 registraron daños que agravaron las problemáticas ya existentes de inundaciones y grietas en los bienes arquitectónicos históricos.
El doctor Alberto González Pozo, académico del Departamento de Teoría y Análisis de la Unidad Xochimilco, sostuvo que el equipo que lo acompaña en esta labor está integrado por los doctores Ignacio Armillas Gil, Eugenio Gómez Reyes; los maestros José Gabriel Castro Garza y Fernando Roberto Chiapa Sánchez; arquitecto Manuel Montaño Pedraza y los planificadores territoriales Eduardo Fuentes Fuler, Meregildo Toledo Esteban y Ermilo Soria Ortega, quienes llevan a cabo trabajo de campo y en gabinete.
El arquitecto y doctor en Diseño resaltó la necesidad de redoblar esfuerzos por mantener y recuperar la zona, debido a que es un área con mil años de antigüedad que representa un ejemplo relevante de paisaje cultural y cuenta con gran potencial en la producción de alimentos para la Ciudad de México.
Únicos en el mundo por sus características y diversidad biológica envidiable que está en riesgo de desaparecer, esos cuerpos han sido objeto de las denominaciones de Zona de Monumentos Históricos por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO); una gran parte fue declarada Área Natural Protegida; se integró a la lista de los Humedales del Mundo y recientemente la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) la adicionó a la lista del Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial.
El Profesor Distinguido manifestó que hay esfuerzos por parte de las autoridades, pero los recursos económicos destinados han sido insuficientes, aun cuando un porcentaje mayoritario de la población chinampera está comprometida con preservar la zona, a lo cual se suman el sector académico, en particular de la Casa abierta al tiempo.
El número de hectáreas de chinampas y el patrimonio histórico edificado dañado no ha sido cuantificado y se encuentra “en proceso de evaluación, cuyos resultados serán concluidos a fines de febrero próximo”.
Si bien no es amplia el área afectada por la destrucción de los bordos que protegían la Laguna de San Gregorio –localizada principalmente en San Gregorio Atlapulco, San Luis Tlaxialtemalco y en menor proporción en Xochimilco– la devastación se suma a los perímetros ya anegados por los hundimientos diferenciales del terreno.
Los sitios San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, San Luis Tlaxialtemalco, Tláhuac y Mixquic cuentan con 3,585 chinampas activas y hay un potencial de recuperación de 17,356 inactivas por diversas causas, ya sea porque están inundadas o porque les falta agua.
Los esfuerzos conjuntos de las autoridades federales y locales responsables, los habitantes de esos lugares y la academia están concentrados en las acciones de mitigación de los perjuicios provocados por los movimientos telúricos de septiembre de 2017: entre ellas la reparación y el reforzamiento de los bordos que contrarrestan los hundimientos diferenciales en la zona central del antiguo cuerpo lagunar y en las mismas zonas chinamperas.
De igual modo, la recuperación de apantles perdidos (que son los angostos canales de trabajo entre las chinampas), la reforestación con ahuejotes que afianzan a esos cuerpos y los protegen de las rachas de viento, y el tratamiento de suelos contaminados o salinizados para restablecer su capacidad orgánica y hacerlos de nuevo aptos para el cultivo.
En los 12 poblados originarios que rodean el sitio, la tarea también es ardua, porque no solamente deben rescatarse docenas de inmuebles históricos catalogados y afectados, sino que también hay que atender las averías en los no catalogados pero habitados, que son bastantes más.
El doctor González Pozo explicó que los últimos daños del sismo se sumaron a muchos otros que se fueron acumulando a lo largo de las últimas ocho décadas, pues la pérdida de la red canalera fina, constituida por los apantles, explica en gran medida el peligro de extinción que se cierne sobre las zonas chinamperas, situación que aún puede evitarse si se comienzan pronto las tareas de rescate.
El académico participó en 1986 en el grupo de especialistas que formuló el expediente de fundamentación que sirvió para la inscripción de la zona de Xochimilco en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO y dos décadas más tarde, ya en la Unidad Xochimilco, elaboró junto con su equipo un primer intento de clasificación de un fragmento de ese lugar, entre 2005 y 2006, ampliado y publicado en 2010 con el título Las chinampas de Xochimilco al despuntar el siglo XXI. Inicio de su catalogación.
En 2016, y por encargo de la Autoridad de la Zona Patrimonio Mundial, Natural y Cultural de la Humanidad en Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta, se publicó un segundo libro con el título Las chinampas: patrimonio mundial de la Ciudad de México, que es una continuación del anterior, ya que la edición ofrece datos relevantes sobre lo que ocurre en las cinco zonas y en otras partes del polígono.
Además destaca la situación en que se encuentran las nueve regiones ejidales en su interior y el estado de conservación de 186 construcciones catalogadas como patrimonio histórico por el INAH, y detalla la relación de todas las excavaciones arqueológicas que se han practicado, revelando que las chinampas en la antigüedad eran iguales pero más pequeñas que las de la actualidad.
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