- López Moreno consideró primordial mantener la parte productiva en el país, ya que los efectos económicos severos “pueden llevarnos a una mayor crisis en el ámbito sanitario”.
Por: Redacción/
La Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) capacita a sus estudiantes de Medicina Social para realizar acciones que reduzcan la propagación de problemas sanitarios desde instancias públicas y no en entes privados, coincidieron los doctores Sergio López Moreno y Pablo Francisco Oliva Sánchez, académicos del Departamento de Atención a la Salud de la Unidad Xochimilco.
“Los egresados de las licenciaturas y nuestros posgrados igual que las personas que hacen salud pública y epidemiológica se ubican en las estructuras de gobierno y no en los espacios privados, y en el contexto actual la atención del COVID-19 es responsabilidad del Estado”, ponderó López Moreno.
“Siempre que aparece un asunto nuevo hay que aprenderlo todo, los especialistas comienzan a aceitar sus instrumentos porque hay cosas que no se conocen. Así, farmacólogos y epidemiólogos están probando medicamentos y vacunas, y lo mismo ocurre en nuestro caso”.
La Casa abierta al tiempo forma profesionales capaces de realizar acciones que reduzcan la transmisión de la enfermedad, por lo que se ubican en espacios públicos donde pueden ayudar a evitar un mayor número de fallecimientos y donde el Estado tiene la obligación de llevar a buen puerto la campaña nacional de vacunación iniciada hace unas semanas.
Además, “es muy importante mantener la gobernabilidad, evitando la dispersión de conductas antisociales porque si bien no se habla mucho sobre eso es algo que ocurre muy frecuentemente en todas las pandemias y brotes epidémicos”, dijo al intervenir en el Conversatorio Sociedad, salud y pandemia.
López Moreno consideró primordial mantener la parte productiva en el país, ya que los efectos económicos severos “pueden llevarnos a una mayor crisis en el ámbito sanitario, por lo que la medicina social contribuye a comprender qué tan relevante es para las familias mexicanas tener acceso a los servicios de salud”.
El doctor Oliva Sánchez coincidió en la significación de la Licenciatura en Medicina y el posgrado en Medicina Social, que si bien empezaron en 1975 fue hasta el año 2000 cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) cita en sus reportes los determinantes sociales de la sanidad.
“Una aportación de esta casa de estudios en su contenido teórico y desarrollo científico es poner a la vanguardia que el proceso de enfermedad no es meramente un suceso biológico, sino que tiene un determinante social tan amplio que incluso determina parte del componente biológico”.
El programa tiene como antecedente la visión latinoamericana que ha otorgado la prioridad a la salud y a la sociedad como elementos específicos de un ciclo y de un fenómeno que debe de ser abordado no sólo desde el punto de vista clínico y biológico, sino con amplitud en el que también intervienen los estilos de vida, detalló el doctor López Moreno.
En ese sentido, “sabemos que el SARS-COV-2 se vino a anidar a un país que tenía un perfil epidemiológico complejo, males crónicos como la diabetes y un mecanismo básico como la obesidad, relacionado éste último con el ambiente familiar y el tipo de alimentación”.
El sobrepeso, niveles altos de glucosa, tabaquismo e hipertensión arterial son condiciones –entre 40 y 57 por ciento– de riesgo de padecimiento grave por COVID-19; de igual modo la mortalidad está asociada a condiciones de vida como la pobreza.
Por ejemplo, que en el caso de Estados Unidos ha quedado demostrado que la pandemia ha tenido un efecto más grave entre los más pobres de la población negra y latina, entre quienes al menos 22 mil personas fallecieron.
En México, las acciones del gobierno federal para pactar con farmacéuticas transnacionales han sido fundamentales para la obtención de vacunas, a diferencia de otras naciones que aún no han logrado avances en esta materia, reconoció Oliva Sánchez.
En pocos días más de 11 millones de habitantes se registraron en la página gubernamental Mi Vacuna, lo que evidencia que es un programa ambicioso que con el tiempo podría ayudar a disminuir el número de contagios por coronavirus y erradicar la enfermedad, como ocurrió en su momento con la viruela, destacó.
Desde 2020, la Casa abierta al tiempo cuenta con un comité de expertos que colaboran a iniciativa de la Rectoría General para la detección de quienes hayan estado en contacto con gente con COVID-19 y que cuenta además con la participación de psicólogos, porque “sabemos que el bienestar mental es importante”.
La emisión de la tercera temporada de la serie UAM, responsabilidad social, que se transmite los miércoles a las 12:00 horas por UAM Radio 94.1 FM, fue moderada por el licenciado Teseo López Vargas, profesor del Departamento de Educación y Comunicación, y conducida por Carlos Urbano Gámiz.
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