- La Universidad propone diez programas para la adaptación y mitigación de ese fenómeno.
Por: Redacción/
El Grupo de Trabajo para el Desarrollo Sostenible y la Emergencia Climática –integrado en el Colegio Académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en su sesión del 19 de noviembre de 2020– entregó a este órgano un documento en el que propone diez programas para promover y poner en práctica estrategias institucionales de acción, adaptación y mitigación del cambio climático, el cual será analizado por una comisión creada por unanimidad por la misma instancia.
El proyecto, que tiene como antecedente un pronunciamiento del Colegio Académico, busca involucrar a la comunidad universitaria en los esfuerzos por abatir el fenómeno global, a partir de la intervención activa de los sectores que la conforman, explicó en entrevista la doctora Sylvie Turpin Marion, investigadora del Departamento de Energía de la Unidad Azcapotzalco, asesora del Grupo e integrante de la Junta Directiva de la Casa abierta al tiempo.
México no está entre los principales emisores de gases de efecto invernadero (GEI), pero “sí vamos a sufrir las consecuencias, dada nuestra ubicación geográfica, entre otros factores, por lo que debemos preparar a la población y a los futuros profesionales” ante las secuelas para anticipar la adaptación.
Las actividades que se llevan a cabo todos los días en la UAM originan directa o indirectamente GEI, ya sea por consumo de energía y agua; uso de múltiples insumos en oficinas y reactivos en talleres y laboratorios; preparación de alimentos en las cafeterías, y generación de residuos sólidos, entre otras fuentes, por lo que esta realidad demanda de todos compromisos profundos, creatividad disruptiva y propuestas innovadoras para enfrentar el presente e imaginar el futuro.
En atención a estos desafíos, el Grupo elaboró un conjunto de planes, cada uno con ejes propios, dirigidos a hacer de la Casa abierta al tiempo un centro de irradiación de la lucha por la mitigación del cambio climático.
El primero consiste en la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero por el consumo de energía eléctrica y gas, cuyo soporte es la eficiencia en dicho uso en las instalaciones; la producción de fluido desde fuentes renovables, y el avance de indicadores vinculados al empleo de energía y al cálculo de la huella de carbono de la Institución.
El segundo apunta a abatir dichas emisiones causadas por el transporte en la UAM con el fin de reforzar el traslado sustentable, respetando las características propias de cada Unidad; prevé la elaboración de un diagnóstico sobre cómo viajan los miembros de la colectividad universitaria hacia las instalaciones para implementar alternativas al autotransporte; mayor eficiencia en los recorridos entre la Universidad y hacia ésta; mantener en forma remota las reuniones interunidades o en la Rectoría General del personal, en particular las de carácter administrativo, e impulsar la docencia semi-presencial y virtual, entre otros pasos. El tercero es la gestión sustentable del agua, basado en el ahorro del recurso; la actualización de la infraestructura para su tratamiento y la recarga del bien; el desarrollo de indicadores vinculados al consumo y al cálculo de la huella del líquido en la comunidad.
Denominado Gestión integral de los residuos sólidos, el cuarto programa tiene entre sus lineamientos la administración de aquellos urbanos, así como de los de manejo especial y los peligrosos. Entre las tareas previstas está la integración de una estrategia común entre las unidades y la Rectoría General que promueva la separación y el aprovechamiento de residuos, la promoción de convenios con empresas que reciclan materiales –cartón, papel, libros, ropa– y actividades de recolección cada cierto tiempo, entre otras.
El quinto –Infraestructura resiliente para la reducción del riesgo de desastres y adaptación al cambio climático– contempla la inversión para minimizar los peligros de catástrofes; la preparación y la efectiva respuesta, y la integración de un equipo interdisciplinario con el fin de abordar los casos y las posibles soluciones, principalmente.
El sexto está dirigido a la gestión de las áreas verdes y tiene como propósitos estudiar el impacto del cambio climático sobre las especies vegetales de la Universidad; incorporarlo como variable a considerar en los proyectos de restauración, y suscitar una mayor biodiversidad entre los grupos de plantas, como base de la capacidad adaptativa, entre otras medidas.
El séptimo se refiere al fomento de formas de consumo responsable y sustentable, mediante el uso adecuado de los insumos en las actividades universitarias y el impulso, tanto de comedores ambientalmente comprometidos como de hábitos amigables con el entorno.
El octavo tiene como objetivo promover el intercambio, la apropiación y la comprensión de toda forma de conocimiento relevante para la mitigación y la adaptación al cambio climático, a través de dos líneas: una campaña de difusión y comunicación científica sobre las causas y consecuencias de la emergencia en el ámbito, y los trabajos de mitigación y adaptación, así como la creación de un sitio Web UAM ante el fenómeno.
El noveno es el fomento de la participación del alumnado de la UAM y tiene como pilar que los matriculados colaboren en el diseño y la divulgación de materiales de comunicación de la ciencia respecto del cambio climático; el apoyo a las acciones colectivas que integren las iniciativas individuales y el involucramiento en las actividades institucionales relacionadas con el asunto, así como la conformación de unidades de enseñanza aprendizaje optativas con perspectiva de cambio climático y desarrollo sustentable en las cinco sedes.
El décimo programa, consistente en la coordinación institucional, busca alentar y sistematizar las iniciativas que la comunidad universitaria genera para la mitigación y la adaptación al cambio climático a partir del apoyo a la cooperación en diligencias asociadas a la emergencia climática y la sustentabilidad.
Los cuatro últimos aluden al involucramiento de todos los miembros de la Institución, aunque un punto importante es explicar “que lo que comemos y hacemos en nuestra vida cotidiana tiene consecuencias sobre ese fenómeno, por lo que las acciones propuestas parecen pequeñas, pero ayudan a un consumo responsable”, comentó la doctora Turpin Marion.
La UAM cuenta con un número significativo de investigadores que trabaja temas sobre energías renovables; ahorro de energía; energía solar; combustibles obtenidos de residuos orgánicos; iluminación, y autos eléctricos, entre otros. También hay quienes, desde las ciencias sociales, abordan la economía circular; tipos nuevos de empleo y modificaciones en los procesos de las empresas que pueden contribuir a la consecución de muchos de los objetivos de estos proyectos.
La doctora Turpin Marion expresó que, con estas propuestas, “en el mediano plazo quisiera ver una Universidad donde toda la comunidad esté concientizada sobre la problemática, sea partícipe y esté convencida del porqué lo hace”.
No Comment