Por: Redacción/

El diputado Ulises García Soto (Morena) impulsa una iniciativa que busca adicionar el artículo 73 Bis a la Ley General de Salud para que la secretaría federal del ramo supervise los grupos de entrenamiento, instrucción y desarrollo humano -también conocidos como coaching- dirigido al bienestar mental, con el objetivo de que no promuevan explotación psicológica, abuso psicoemocional o manipulación.

La propuesta, analizada por la Comisión de Salud, refiere que es necesario dotar de mayores elementos a la autoridad en materia de supervisión del manejo de la salud mental y emocional que pueden impartir algunas empresas dedicadas al mal llamado “entrenamiento personal”.

En este sentido, el legislador apuntó que la inspección de estos grupos de entrenamiento, instrucción y desarrollo personal a los que muchas personas recurren como alternativa para mejorar su vida es fundamental, pues manipular la conducta con técnicas y terapias inapropiadas, por personas no calificadas, puede afectar la salud psicoemocional de los usuarios.

Explicó que la salud mental debe ser parte integral de la salud de un individuo para que pueda hacer frente a desafíos de la vida, porque contar con buena salud mental no significa estar feliz todo el tiempo, sino saber trabajar con todas las emociones para tener un equilibrio.

La depresión, psicosis, el trastorno afectivo bipolar, ansiedad, entre otros trastornos, constituyen un serio problema de salud; si no son atendidos por profesionales y de manera adecuada, se puede generar un problema más grave.

El legislador de Morena consideró que es obligación de la Secretaría de Salud atender esta problemática, toda vez que el 9.2 por ciento de la población ha sufrido un episodio de depresión en algún momento de su vida.

Apuntó que si bien hay grupos dedicados al coaching que tienen buenas prácticas, hay otros tienen actividades irregulares y que no cuentan con profesionales de la salud que puedan guiar a las personas.

Relató que las prácticas de los grupos de entrenamiento, instrucción y desarrollo humano pueden consistir en hostigar psicológicamente a las personas a sentirse endebles y de esa forma, hacerle creer al individuo que es importante cambiar su vida, por lo que se estaría generando una especie de tortura psicoemocional.

“Estos grupos suelen mostrar las debilidades de una persona, dar a conocer sus emociones e incluso miedos, con el fin de que una vez mostrando todo lo anterior, se enfrenten a situaciones de humillación o maltrato verbal, para así hacer creer que esas sensaciones impiden a un individuo ser exitoso; es decir, lucran con la necesidad de las personas”.

García Soto mencionó que por su proliferación de esos grupos, surge la necesidad de que el Estado procure el acceso a la asistencia médica tanto física como mental; se deben legislar y promover medidas que protejan la salud mental de los individuos para que no se vean afectadas las personas.

De aprobarse estos cambios normativos, se definirían los mecanismos para que el sector salud supervise a los grupos de entrenamiento, instrucción y desarrollo humano. “Regularlos brindará la oportunidad de que no haya anomalías en las acciones de dichos grupos”, concluyó.