Por: Redacción/
Durante la Revolución mexicana, los entonces poderosos y privilegiados bancos –que registraron ganancias anuales de 20 por ciento, en promedio– y el sistema monetario adoptado por Porfirio Díaz en 1905 resultaron devastados frente al fenómeno masivo de rebelión social que estalló en 1910, afirmó el doctor Ricardo Solís Rosales, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En la presentación del libro de su autoría, La moneda y la banca durante la Revolución Mexicana, señaló que entre 1910 y 1912 la actividad en las instituciones del sector no se modificó sustancialmente, pero a partir de 1913 los capitales “de la gente decente” salieron de México y la balanza de pagos entró en crisis por la disminución de las importaciones y las exportaciones, lo que impactó de manera negativa a ambos rubros.
Al caer el tipo de cambio las monedas valían más como piezas de plata que como medio de pago, por lo que los agentes económicos acudieron a los bancos para convertir sus billetes en monedas y las reservas bancarias se redujeron peligrosamente, por lo que el gobierno decretó la cancelación de la convertibilidad de la moneda metálica y a partir del 5 de noviembre de 1913 estableció un sistema fiduciario.
El investigador del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa explicó que si bien el periodo de estudio abarca de 1864 a 1934, algunos momentos se estudian de manera panorámica y otros más en detalle, ya que el texto “busca llenar el hueco para saber qué pasó con la moneda y los bancos en la Revolución Mexicana”.
En 1864, durante el segundo imperio con Maximiliano, se fundó el primer banco comercial –el Banco de Londres México y Sudamérica– filial de una firma británica, que fue la pieza inaugural del sistema bancario, en tanto que el Banco Nacional Mexicano se fundó en 1882.
Entre estas dos instituciones se estableció una pugna por la emisión de billetes, que cesó cuando en 1884 se fusionaron para crear el Banco Nacional de México. Para 1905, el régimen propuso una reforma que significó pasar del sistema plata heredado de la época colonial, basado en el real de plata, al patrón oro, que tuvo una variante, ya que los contratos se establecían en el peso oro pero se pagaban con pesos plata: la unidad de cuenta era 75 centigramos de oro, pero se pagaba con el peso fuerte, equivalente a unos 24 gramos de plata.
Esa reforma implicó un costo fiscal, en la medida en que para mantener la estabilidad del tipo de cambio, la Comisión de Cambios y Moneda vendía giros al exterior a un precio menor al de mercado, que en ciertas ocasiones implicaba pérdidas para el erario público.
En sus dos volúmenes, la obra de Solís Rosales analiza la lucha –paralela al movimiento armado– por la cual se buscó salvar la viabilidad del sistema financiero nacional a fin de consolidar la viabilidad económica del país.
La publicación “plantea una narrativa inédita de la Revolución Mexicana a través de una serie de confrontaciones entre gobernantes, banqueros y estructuras bancarias en las tres últimas décadas del siglo decimonónico, hasta el primer tercio del siglo XX, en el que asistimos al nacimiento y desarrollo de las decisiones fundamentales que salvaron en lo económico a México”.
El libro será un referente importante para los estudiosos de estos problemas, ya que enriquece la historia bancaria nacional en un periodo que ha sido analizado por la historia con énfasis en los efectos fiscales, agrícolas, industriales y comerciales, pero los temas monetarios y bancarios han recibido una atención menor, consideró el doctor Francisco Rodríguez Garza, profesor del Departamento de Economía de la Unidad Azcapotzalco.
Además, “ofrece luces del surgimiento de la banca moderna en México y expone las polémicas sobre el papel que jugó durante y después de la fase armada de la Revolución, particularmente el Banco Nacional de México, al plantear el tránsito de un sistema privado a uno mixto y la crisis de la moneda en la balanza de pagos que generó el gobierno del usurpador Victoriano Huerta”, concluyó Rodríguez Garza en el acto de presentación celebrado en el Centro de Extensión Educativa y Cultural Casa del Tiempo.
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