Por: Redacción/
El proyecto educativo del gobierno federal es “sumamente pragmático y no programático”, además de que usa el mismo telar que la reforma en la materia promovida por Enrique Peña Nieto, aunque modificando las instituciones, sobre todo al quitar la parte punitiva a la evaluación, afirmó el doctor Manuel Gil Antón en conferencia organizada por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Con las enmiendas al artículo 3º constitucional aprobadas en 2019, se esperaba un giro vigoroso porque desde que Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia había una expectativa de cambio de régimen, sobre todo porque dijo que encabezaría una transformación del mismo tamaño que las que significaron la Independencia, la Reforma y la Revolución, pero es la primera vez en la historia en que antes de que ocurra, “ya la llamamos transformación”.
Al brindar la ponencia La concepción de la ciudadanía en el proyecto educativo, invitado por el Posgrado en Psicología Social de la Unidad Iztapalapa, el académico del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México (Colmex) sostuvo que “todos esperábamos una profundísima reforma del sector porque todo proceso social fuerte como el que ocurrió con el Estado-nación posrevolucionario y después con el intento cardenista de profundizar en la recuperación de los bienes nacionales y la distribución de la tierra, se tenía la confianza en lograr una revolución” en dicho ámbito.
Si bien se puede pensar en un paso radical en ese sentido, la propuesta de la administración actual es pragmática en cuanto a que quita la parte punitiva a la evaluación, mediante la desaparición del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), sustituido por la Mejoría de la Educación y el Sistema de la Carrera de Maestros y Maestras.
Las once modificaciones al artículo 3º de la Carta Magna realizadas entre 1917 y 2018 fueron intentos de renovación y ahora, a través de una nueva iniciativa de valorización, se intenta conseguir con un factor de ciudadanía diferente.
Este último esquema –presentado el 12 de diciembre de 2019– es uno de los “peores en términos de redacción, pues tiene fallas de sintaxis y omitió la fracción 8ª de la autonomía universitaria, lo cual fue un descuido grave que ejemplifica la poca importancia que el Ejecutivo ha dado” a un esfuerzo educativo profundo, orientado no sólo al valor de la calidad de la instrucción como mejoramiento para el aprovechamiento escolar, sino coherente con la idea de que la enseñanza es parte del diseño de una visión dirigida al bienestar y a la inclusión.
El especialista –quien se desempeñó durante 30 años como profesor-investigador en las unidades Azcapotzalco e Iztapalapa de la Casa abierta al tiempo– subrayó que se esperaba de esta administración una propuesta de largo plazo que reemplazara el tipo de valores que había para interiorizar y estar en sintonía con la Cuarta Transformación.
“Lo que sí hay es el valor simbólico de la inclusión, aunque nosotros desde la UAM, la Universidad Nacional Autónoma de México y el COLMEX podemos considerar que las universidades Benito Juárez son una simulación, pero en localidades como Ocosingo, Chiapas, sacan al santo patrono porque por fin van a tener una escuela superior”, con lo cual se entiende que este aspecto significa la integración de los excluidos en un nivel educativo y que este régimen es sumamente insistente en esto, aunque sea una inserción segmentada porque no es la misma calidad que en nuestras casas de estudio”.
La doctora Angélica Bautista López, coordinadora de la Maestría y Doctorado en Psicología Social de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la citada sede, inauguró las conferencias del trimestre 20-O, cuya primera sesión estuvo moderada por la doctora Juana Juárez Romero, docente del Departamento de Sociología.
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