Por: Redacción/
La conservación del patrimonio involucra una serie de desafíos de gestión, difusión, educación, intervención y otras actividades, por lo que resulta fundamental que estudiantes e investigadores se impliquen en este tipo de actividades, apuntó el doctor Javier Soria López, académico de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En los últimos años se ha dado un gran impulso a este campo, lo que exige que las legislaciones deban irse adaptando a visiones nuevas, con el fin de mejorar las condiciones de permanencia de esta riqueza para las generaciones futuras, dijo el director de la División de Ciencias y Artes para el Diseño (CyAD).
El académico participó en el Foro Normativa y gestión del patrimonio edificado. La defensa legal del patrimonio en México, realizado en el Centro de Difusión Cultural Casa Rafael Galván, que ofreció la oportunidad de compartir conocimiento, experticias y percepciones con especialistas de México y otras partes del mundo.
El doctor Gabino Ponce Herrero, catedrático de la Universidad de Alicante, España, subrayó la importancia de intercambiar puntos de vista en otros ámbitos y con diferentes marcos legales para entender la complejidad y la abundancia de estos temas, pero lo primero que debe tenerse en cuenta en la práctica profesional es la definición de patrimonio, que consiste en una construcción científica no popular; una noción histórica que no es neutra y está cargada de ideologías, valores y símbolos, al situarse en un contexto político y social concreto.
Sin embargo, aún existen muchas discordancias, por ejemplo, un coliseo romano frente a un centro comercial o un estadio, que desde su concepción pueden constituirse en patrimonio, porque definen la vida y la convivencia de una sociedad.
El especialista en ordenación del territorio, urbanismo y planeamiento estratégico sostuvo que esta concepción es histórica y ha sufrido transformaciones, ya que hasta el siglo XIX los inmuebles pertenecían al clero y la nobleza, no al pueblo, que nunca lo consideró como algo suyo.
Un caso representativo es la Ciudad de Alicante, donde 40 por ciento de las obras pertenecía a la iglesia, pero un conjunto de acontecimientos cambió el panorama; uno de ellos fue la ocupación francesa, una etapa en la que se propuso llevar 3,000 pinturas al Museo de Louvre y, ante el clamor de la sociedad, la idea de reivindicación nacional lo impidió.
Cada generación elabora un mensaje y construye su legado, aunque puede haber monumentos y conjuntos que sean hostiles para algunos sectores, como el Valle de los caídos en España, donde están los restos del dictador Francisco Franco.
Frente a ello refirió que es preciso plantear dos reflexiones respecto a si cada cultura, civilización o época deben construir símbolos para autoafirmarse y si esta autoafirmación debe suponer la desaparición de lo anterior.
En el caso de España se ha intentado recuperar el acervo a partir de la vinculación de las leyes del patrimonio con las de urbanismo, lo que permite sumar esfuerzos para un fin común.
Esta estrategia permite la conservación de las estructuras urbanas y arquitectónicas, así como de los espacios privado y público mediante programas sectoriales y de vivienda.
El urbanismo integrado antepone la recuperación de la vida de los habitantes y funciones a la protección del edificio, el espacio público al privado y la protección por grados a los monumentos nacionales, locales y de interés para la comunidad, sin embargo, los criterios que son aplicados a una metrópoli son sólo una guía y no pueden replicarse sin conocer el contexto de otros lugares, concluyó.
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