Por: Redacción
La Procuraduría General de Justicia capitalina atendió durante 2016 un total de 27 mil 949 casos de mujeres víctimas de violencia en la pareja, mientras que el Centro de Investigación Victimológico y Apoyo Operativo (CIVA) brindó asistencia a 15 mil 891 personas generadoras de la misma. Sobre este fenómeno, Dulce Ivonne Velázquez Olivares, subdirectora de Atención Psicosocial del Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar (CAVI), destaca que se trata de un problema multifactorial, que no distingue estatus social, económico, cultural, edad, ni de género.
Explica que una persona con una baja autoestima percibe la violencia como algo natural, por lo tanto, la justifica. Cuando este tipo de víctimas reciben atención en el CAVI, la mayoría llega con un estado emocional ambivalente y en muchas ocasiones no dimensionan la condición a la que están sometidas.
La funcionaria advierte que este tipo de violencia sigue siendo un problema generacional, puesto que desde muy temprana edad, tanto al hombre como a la mujer, se le inculcan patrones que deberán desarrollar a lo largo de su vida, y esto incluye desde el color de ropa que deben vestir hasta el rol que desempeñarán cada uno dentro de una sociedad.
Los factores que hacen a la persona vulnerable y sujeta a una dinámica de violencia en casos extremos dentro de la relación de pareja, son de tipo psicológico como la baja autoestima; también inciden la falta de recursos económicos, el tipo de educación y el entorno socio-cultural, detalla la funcionaria.
Los generadores de violencia, ya sea hombre o mujer, ejercen un control sobre la pareja a un nivel exacerbado. “Observamos que las víctimas sienten que el discurso que el victimario les emite es totalmente cierto, y que si no tienen esta dinámica en la relación se van a perder en el mundo, al igual que sin esta retroalimentación afectiva sienten que no valen nada”, indica.
Desgraciadamente, advierte la experta, algunos casos de violencia entre parejas, que se pueden denominar disfuncionales, derivan en agresiones físicas y hasta en la pérdida de la vida, como son los feminicidios, por lo cual es importante la denuncia para que sean atendidos a tiempo.
La mayoría de los casos que llegan al CAVI son de mujeres víctimas de la pareja, pero también hay hombres afectados por este problema, que requieren asistencia, pues en ellos, además de la baja autoestima, se pone de manifiesto la vergüenza y una serie de estigmas propios de su género, por lo que la atención que ofrece la PGJ capitalina ante este problema es incluyente.
El Centro de Atención a Riesgos Victimales y Adicciones (CARIVA) atendió el año pasado mil 743 casos de hombres víctimas de violencia de pareja o en el seno familiar, por parte de hijos o padres, señala la funcionaria.
Explica que los hombres experimentan la violencia de una manera más fuerte y sobre todo con mucha vergüenza, porque actualmente persisten estereotipos que se transmiten de generación en generación sobre los roles que deberá desempeñar cada género.
Velázquez Olivares agrega que estos estereotipos se dan más en poblaciones rurales de la Ciudad de México, como en la delegación Milpa Alta, donde están latentes ideas como la supremacía masculina, conceptos como el poder y el dominio sobre la mujer siguen muy arraigados, situaciones que lamentablemente han derivado en casos de violencia extrema, como algunos de los que se han atendido en el CAVI.
Por ello, la especialista hace un llamado a las personas para que detecten a tiempo si hay violencia en sus relaciones de pareja, ante signos como el uso de palabras hirientes, insultos, malos tratos, golpes, chantajes de tipo económico, amenazas tales como llevarse a los hijos, entre otros.
La PGJ capitalina brinda servicios multidisciplinarios a las personas afectadas, hombres o mujeres, para que reciban apoyo en materia psicológica, jurídica y médica, entre otros, apunta la experta.
La responsabilidad de la dependencia es ofrecer alternativas a quienes resultan afectados por este fenómeno de violencia, dotar a los agraviados de información, medidas de protección, y en los casos que es necesario, de albergues especializados, bolsa de trabajo y alimentación temporal, entre otros servicios integrales; además del apoyo en terapias, tanto para la víctima como para el agresor.
Durante el tiempo que se le brinda atención a las víctimas se lleva a cabo un proceso de sensibilización a través de la información que se les proporciona, se les hace saber que cuentan con herramientas, alternativas y apoyo institucional que las respalda para afrontar esta situación de violencia donde el miedo en muchas ocasiones las paraliza, por lo que se busca que sepan que existe un panorama de posibilidades para la toma de decisiones.
Además de la asistencia integral que ofrece la dependencia, se cuenta con una red de apoyo a estas víctimas a través de instituciones públicas y privadas como son las Secretarías de Desarrollo Social (Sedesol) y del Trabajo y Previsión Social (STyPS); Desarrollo Integral de la Familia (DIF); Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), las Unidades de Atención y Prevención de la Violencia Familiar (Unavi), así como los refugios temporales para las mujeres y sus hijos.
La Procuraduría General de Justicia capitalina pone a disposición de la ciudadanía el número telefónico 53 45 52 48 donde el personal del CAVI atiende de lunes a viernes de 09:00 a 19:00 horas o bien el call center 5200 9000 para mayor asesoría.
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