Por: Redacción/
La pensión que se otorga cada mes a personas mayores de 65 años mejora la calidad de vida en materia de salud y alimentación, ya que a diferencia de una ministración bimestral, la mensual resulta más efectiva para la distribución del recurso que es consumido los primeros 15 días desde su recepción, reconoció la doctora Emma Águila en conferencia dictada en la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
La experta de la Universidad del Sur de California (USC) realizó la investigación Programas de pensiones no contributivas y su impacto en el mejoramiento de las funciones cognitivas y en el estado de salud de los adultos mayores en dos fases: antes y seis meses después de la aplicación de este programa en las ciudades de Valladolid y Motul, Yucatán, y uno de los resultados que arrojó fue identificar una reducción de 17 por ciento de la fragilidad de este sector de la población, “por lo que es conveniente que las buenas ideas en materia social tengan un buen esquema de aplicación para alcanzar el objetivo planteado”.
La especialista refirió que 8.1 por ciento de personas que participaron en una muestra poblacional mejoró su capacidad pulmonar, 10.2 por ciento redujo la anemia y 22 por ciento destinó el recurso mensual para acudir al médico.
En cuanto a la capacidad cognitiva, al aplicar una prueba para recordar ocho palabras, los hombres fueron capaces de citar 2.6 palabras y las mujeres 2.9, lo cual representó un avance, dijo la experta en la actividad organizada por el Área de Política Económica y Desarrollo del Departamento de Producción Económica.
Al usar una tarjeta de débito para entregar la pensión es necesario brindar capacitación en el uso de los plásticos, en virtud de la problemática que representa el manejo de los cajeros automáticos, reconoció la investigadora.
Águila puntualizó que realizaron 16,195 encuestas y que además llevaron a cabo entrevistas en dos mil establecimientos mercantiles pequeños para conocer el impacto y comportamiento del grupo analizado.
El estudio biométrico consideró pruebas de capacidad pulmonar, balance al caminar, anemia, fuerza de manos, diabetes y medición de triglicéridos. Con los resultados obtenidos se aplicó un método econométrico para analizar la situación de esta población antes de la puesta en marcha del programa y seis meses posteriores.
La investigadora Nivel 1 del Sistema Nacional de Investigadores afirmó que la mejor opción para apoyar a personas de más de 65 años en situación vulnerable es otorgar pensiones no contributivas en las que los beneficiarios deciden en qué gastar los recursos, lo cual tiene un efecto directo para paliar los problemas que ocasiona la pobreza.
“A mayor ingreso de la población se tienen mejores condiciones de salud, pero a menor nivel educativo la probabilidad de tener alzhéimer se incrementa significativamente”, destacó la investigadora, por lo que el objetivo de los programas sociales es que con la pensión se incremente el ingreso para regenerar la situación de ese grupo poblacional.
Los esquemas públicos de apoyo de este tipo iniciaron operaciones en 2001 en la capital del país con el Programa de Apoyo Alimentario, Atención Médica y Medicamentos Gratuitos para Adultos Mayores de 70 años Residentes en el Distrito Federal y actualmente más de 40 países están aplicando este tipo de programas para combatir la pobreza que padece ese segmento de la población, concluyó.
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