- Aunque se procesan informaciones distintas en relación con vacunas y tratamientos, éstos van de la mano de referencias cada vez más catastróficas de la ocupación de camas en el sistema hospitalario y de un impacto muy fuerte en el sector médico.
Por: Redacción/
La pandemia y el confinamiento por COVID-19 han obligado a la comunidad universitaria a ser responsable y creativa en las labores académicas “y a mostrar el gran compromiso que supone nuestra vocación”, señaló el doctor Eduardo Peñalosa Castro, rector general de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Al inaugurar el II Coloquio de Investigación en Administración. La investigación en administración ante la pandemia aseveró que muchos profesores de la Casa abierta al tiempo, que vislumbraron los fenómenos que la sociedad ha comenzado a afrontar ante la crisis de salud, volcaron su atención y talento desde disciplinas diversas y se propusieron explorar los desafíos que se avecinan.
Luego de poco más de un año del primer caso de COVID-19 en China y poco más de nueve meses de la llegada del virus a México, ahora se conoce mucho más de la enfermedad, “no así de sus repercusiones en casi cada esfera de nuestras vidas”.
No obstante los esfuerzos compartidos, la contingencia sanitaria ha venido a agudizar problemáticas que prevalecían y otras que son emergentes, lo que como academia, “con la perspectiva libre y crítica que nos caracteriza, estamos obligados a analizar y cuestionar para proponer alternativas para su mitigación”.
El Coloquio –convocado por el Departamento de Administración de la Unidad Azcapotzalco de esta casa de estudios– en su segunda emisión propone establecerse como un espacio virtual de intercambio académico e interacción disciplinaria para reflexionar y discutir en torno a los avances y los resultados teóricos o empíricos de los diversos proyectos de investigación que se han desarrollado durante el aislamiento sanitario.
El doctor Oscar Lozano Carrillo, rector de la Unidad Azcapotzalco, afirmó que “vivimos una situación muy complicada en la cual se combina una serie de elementos tan complejos que no los alcanzamos a abarcar”, ya que continúa la tensión y la crisis, “porque nos despertamos con noticias pesimistas de cómo viene la pandemia y vemos que no se ve aún el camino de salida”.
Aunque se procesan informaciones distintas en relación con vacunas y tratamientos, éstos van de la mano de referencias cada vez más catastróficas de la ocupación de camas en el sistema hospitalario y de un impacto muy fuerte en el sector médico, y “eso es parte de cómo nosotros mismos, como sociedad, hemos generado los mecanismos para procesar tecnológicamente nuestra vida”.
Por ejemplo, desde la administración y otras disciplinas son elaborados mecanismos de reproducción material en los que la ganancia siempre está por encima del ser humano y “es posible que el tema de las vacunas se configure en función de ganancias políticas antes que del beneficio a la gente”, advirtió.
La perspectiva del Departamento de Administración de la UAM es muy distinta a la de otras escuelas de la disciplina o de negocios de México o del mundo porque “siempre estamos discurriendo en estos temas de carácter ético y de la gestión “que revisamos no con un fin funcionalista, sino como medio y estrategia para el beneficio humano”.
En el primer conversatorio del coloquio, titulado Análisis del Estado Mexicano ante el nuevo sexenio, el doctor Jaime Ramírez Faundez aseveró que las sociedades “asistimos a un proceso histórico de transformación del Estado y, por lo tanto, de la administración pública, que es mundial y que todavía no ha culminado, pero ha generado una serie de cambios en el conjunto de las instituciones gubernamentales, a través de la cual se discute la pertinencia del Estado nacional”.
En el caso de México, el gobierno federal visualiza la administración pública a través de la metáfora de un elefante que es necesario levantar y echar a caminar, “el problema se identifica como un acto de voluntad política” para que el elefante no sólo camine, sino eche a correr y el régimen pueda satisfacer las enormes demandas contenidas de los ciudadanos mexicanos”, sobre todo ante una situación de crisis generada por la pandemia de COVID-19.
Tal acto de voluntad política puede ser visualizado en algunos resultados, pues de acuerdo con lo dicho por el presidente Andrés Manuel López Obrador, 70 por ciento de las familias mexicanas de alguna manera recibe subsidio o ayuda directa del Estado y “esto estaría explicando que en medio de la crisis más grande que ha conocido México, no hay hambruna”.
En los tres gobiernos anteriores toda la ayuda social era repartida por organismos político-sociales clientelares que eran eficientes en distribuir en forma masiva esos recursos, pero a costa de “un botín demasiado grande”, ya que la mayor parte de los recursos quedaba en instancias de intermediación y no llegaban a los beneficiarios.
Este gobierno ha podido otorgar subsidios y de alguna manera la administración sigue realizando las funciones básicas que corresponden al Estado; sin embargo, “la insuficiencia de la voluntad política obliga a que hoy, para el Estado mexicano, las fuerzas armadas se constituyan en uno de los agentes de la administración gubernamental más recurridos e importantes para todas las situaciones ligadas a los puntos críticos de la gestión”, aseveró el doctor Ramírez Faundez, académico del Departamento de Administración de la Unidad Azcapotzalco.
En esta recurrencia tan extensa a las fuerzas armadas, desde la construcción de aeropuertos hasta su participación en la readecuación que ha habido en el sistema de salud y otras cuestiones críticas, “el ejército ha dado una respuesta de gran eficacia”, aunque no sea la administración gubernamental típica.
El investigador consideró que “más que voluntad política se necesita comprender este proceso histórico de la administración pública gubernamental” y, en ese sentido, ahora “asistimos a un proceso de globalización irreversible del conjunto de los intercambios económicos y culturales y junto al mercado mundial, los circuitos globales de producción obligan a la emergencia de un nuevo orden global con una lógica y una estructura de dominio nuevas.
Esto ha hecho que persista una convicción extendida en torno a la debilidad del Estado nación e incluso se afirma que éste se encontraría en tal decadencia que ningún acto de voluntad política podría revertir, sin embargo, “no creemos en esa hipótesis porque el Estado nación representa, todavía para la mayor parte de los agentes sociales, el único espacio donde se puede influir en los acontecimientos históricos en los cuales están envueltos”.
El doctor Carlos Juan Núñez Rodríguez, académico del citado Departamento, cuestionó ¿por qué en sexenios anteriores, en particular en los gobiernos panistas, se hablaba de una nueva gestión pública y de las figuras de transparencia, rendición de cuentas, ciudadanización y acceso a la información, y se vivieron procesos tan agudos de empobrecimiento y privatización de empresas, paraestatales, militarización y saqueo del país?
Ante estas contradicciones es necesario pensar no sólo en su proceso histórico, sino como una reflexión que “nos permitan dar un paso más” y, en ese sentido, hacer una crítica a temas de administración, así como al papel del Estado, la globalización, la modernidad y la democracia, entre otros conceptos.
En la inauguración de este segundo coloquio también estuvieron el maestro Miguel Pérez López, director de la División de Ciencias Sociales y Humanidades; el doctor Jesús Manuel Ramos García, jefe del Departamento de Administración, así como el doctor Alejandro Montes de Oca, coordinador de la Licenciatura en Administración.
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