- Alrededor de 57 por ciento de los trabajadores del país está en el ramo informal, pero la tasa de desocupación pasó de 18.7 por ciento a 8.2 por ciento, entre mayo de 2020 y marzo de 2021.
Por: Redacción/
La pandemia del COVID-19 ha afectado a millones de personas, pero al mismo tiempo abrió otros panoramas sobre las vías de reclutamiento y de trabajo para el futuro, una vez que las condiciones laborales por el uso de Internet en la búsqueda de empleo y la incorporación digital “han crecido de manera exponencial desde el año pasado”, aseguró el doctor Bruno Lutz, investigador del Departamento de Relaciones Sociales de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En 2014, sólo dos de cada diez mexicanos acudían a la Red con ese fin, contra ocho de cada diez que lo hacen ahora, mientras que el modo 4.0 se ha vuelto un elemento esencial en la contratación por parte de las empresas, señaló el académico de la Unidad Xochimilco al participar en el Primer Coloquio internacional: Los retos de las ciencias sociales en el siglo XXI. Crisis y transformaciones, convocado por esta casa de estudios.
En la Mesa: Precariedad afirmó que la crisis sanitaria ha dejado como resultado un decrecimiento de la economía de alrededor de ocho por ciento, “uno de los más profundos del siglo XX”, que se tradujo en la pérdida de más de 600 mil puestos formales y una disminución en los ingresos de más de 40 por ciento de los hogares.
Alrededor de 57 por ciento de los trabajadores del país está en el ramo informal, pero la tasa de desocupación pasó de 18.7 por ciento a 8.2 por ciento, entre mayo de 2020 y marzo de 2021, lo que “indica que en el periodo de pandemia la informalidad se ha vuelto incluso una opción para sobrevivir”.
A esto se agrega que 16.7 por ciento de empleados es independiente y que 60 por ciento eligió esta opción, y durante la emergencia sanitaria este tipo de contratación creció 77 por ciento debido, en parte, a la modificación referente a la subcontratación u outsourcing.
Sin embargo hay sectores que se han beneficiado de la contingencia –por ejemplo los servicios en línea, el entretenimiento digital, la mensajería, la salud privada, la industria farmacéutica y las funerarias– por lo que en el último año aumentó en casi 350 por ciento la cifra de quienes reportaron pertenecer al rubro del comercio.
Respecto de las actividades en casa, antes del fenómeno más de 60 por ciento de las compañías privadas estaba más en contra que en favor del teletrabajo, aunque ahora 91 por ciento de ellas desarrolla sus funciones en esta modalidad, lo que habla “de una revolución” en este ámbito.
En cuanto a la proyección para el porvenir, 60 por ciento de las firmas considera que será un mecanismo esencial en el futuro; 28 por ciento estima que no es indispensable, y 11 por ciento que no se ajusta a su organización debido a sus operaciones.
De los 20 millones trabajadores que se vieron afectados por la crisis del COVID-19, 70 por ciento optó por el trabajo en casa y “este es un dato muy importante” porque ha tenido beneficios en materia de eliminación del tiempo de transporte; flexibilidad en horarios; mayor convivencia con la familia y más tiempo libre en el hogar.
También están los efectos negativos: una vida sedentaria; tendencia a dedicar más horas a esas tareas; acondicionar un espacio de la casa para el trabajo; ausencia de un ambiente laboral, pues la relación con los colegas es por medio del teléfono o videoconferencias; disminución de la movilidad jerárquica y, una más reciente, la pretensión de algunas compañías de reducir entre diez y 15 por ciento el salario de los empleados que optan por operar a distancia, lo que repercutiría en la remuneración.
La cantidad de mexicanos que acude a la Red para hallar empleo no deja de incrementarse y en la forma de reclutamiento en la industria 4.0 hay “una marca personal de los aspirantes en redes sociales”, lo que se ha vuelto un factor esencial para la contratación.
La vía digital se ha desarrollado de manera exponencial desde el año pasado, con tecnologías nuevas y las funciones de reclutadores cada vez más intensificadas por este medio, lo que conlleva herramientas que agilizan su labor, comenzando por la propia recopilación de las candidaturas, así como el cribado de las mismas.
Alrededor de 81 por ciento de las organizaciones consulta las redes sociales de los preseleccionados antes de tomar una decisión, lo que indica que “ya no son únicamente los diplomas, la experiencia o el conocimiento de idiomas”, entre otras habilidades consideradas fuertes, sino las blandas, referidas a las competencias socioemocionales y de comunicación, entre las más buscadas, así como el trabajo en equipo, la flexibilidad, la adaptación al cambio, la capacidad de resolución, la creatividad y las aptitudes para la organización y la gestión del tiempo.
De acuerdo con el doctor Bruno Lutz, el perfil del solicitante ideal en el contexto de la pandemia sería su ubicación en sitios especializados –linkedln, indeed, entre otras– su presencia equilibrada en Facebook, Instagram, twitter; el dominio de programas para videoconferencias: Zoom, Skype; contar con una buena conexión a Internet, lap top, Smart pone, y la posibilidad de convertir una habitación de casa en una oficina: control de sonido ambiente, proximidad, modem y Red.
“Lo que hemos visto con esta pandemia es que causó muchos estragos en la vida laboral, pero al mismo tiempo nos abrió un nuevo panorama sobre las formas de reclutamiento y de trabajar a futuro”, finalizó.
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