Por: Redacción/
Aunque Nelson Mandela ya no está entre nosotros, su legado y obra continúan impactando a la humanidad. Por eso en la conmemoración del 100 aniversario del nacimiento de Madiba, que coincide con la celebración también del Día Internacional de Nelson Mandela, el Secretario General, António Guterres, encabezó el día de ayer una ceremonia para develar un sello postal con su rostro.
“[Mandela] se erige hoy como un modelo de los valores universales: paz, perdón, humildad, integridad, pasión, respeto y servicio”, manifestó Guterres. “Madiba nos enseñó que estas no son solo palabras ni ideales vagos, sino acciones concretas que todos podemos llevar a cabo”.
Vencer a la pobreza no es un gesto de caridad, sino un acto de justicia; es la protección de un derecho humano fundamental, el derecho a la dignidad y a una vida decente. En tanto perviva la pobreza, no habrá verdadera libertad.
Guterres aseguró que Mandela entendía que cada uno de nosotros tenemos en nuestras manos la capacidad de crear un mundo mejor en el que la gente sea tratada con igualdad y justicia, con independencia de su raza, religión o sexo.
También recordó sus palabras acerca de que “vencer a la pobreza no es un gesto de caridad, sino un acto de justicia; es la protección de un derecho humano fundamental, el derecho a la dignidad y a una vida decente. En tanto perviva la pobreza, no habrá verdadera libertad”.
El responsable de la ONU que la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible “comporta en su corazón la promesa de acabar con todas las formas de pobreza y de no dejar a nadie atrás”, tal y como deseaba Madiba.
Mandela fue un luchador social que buscaba terminar con el sistema racista en Sudáfrica, conocido como apartheid, que subyugaba a las personas de raza negra ante las de raza blanca en aquel país.
Tras su arresto en 1962, Madiba continuó su lucha desde las cárceles en las que estuvo recluido los siguientes 27 años. La presión internacional, así como su incansable espíritu, lo ayudaron a recobrar la libertad en 1990, justo cuando su país más lo necesitaba.
Colaborando con el último presidente del apartheid, Frederik de Klerk, Mandela comenzó a transformar el estado sudafricano y ayudó a organizar las primeras elecciones libres en el país, que se celebraron en 1994.
Mandela fue electo presidente con el 62 por ciento de los votos y gobernó hasta 1999. Sus acciones en conjunto con de Klerk les valieron ganarse el Premio Nobel a la Paz en 1993.
La vida de Madiba, una lección de vida
El actor estadounidense Forest Whitaker, enviado especial de la UNESCO para la Paz y la Reconciliación. Rick Bajornas
Para hacer hincapié en estos valores, en la ceremonia celebrada en la sede de la ONU en Nueva York estuvo presente el actor Forest Whitaker, quien también funge como embajador de buena voluntad y enviado para la buena voluntad y la reconciliación de la UNESCO.
“Aprender sobre la vida de Madiba es una lección de vida en sí misma. Él tuvo el valor para resistir el confinamiento. Él tuvo el valor para calmar cualquier deseo de venganza”, aseguró Whitaker. “Él sabía que la paz comienza con uno mismo. Si quieres paz, debes primero reconciliarte contigo mismo. Solo así se cambia el mundo y conviertes a tus enemigos en tus aliados”.
Al final de la ceremonia, Guterres, Whitaker y otros invitados develaron un sello postal conmemorativo en el que aparece el rostro de Mandela junto con la frase: Es muy fácil romper y destruir. Los héroes son aquellos que hacen la paz y que construyen”.
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