Por. Redacción/
Gerardo Noriega Altamirano, profesor – investigador de la Universidad Autónoma Chapingo, advirtió que ante las olas de calor que recibe el territorio nacional, de 35 o más de 40 grados en los últimos días, la producción agrícola y de leche podrían reducirse hasta en 50%, los costos de producción de producción se incrementarían de acuerdo al vaivén cambiario y los precios al consumidor se verán afectados al alza.
En entrevista de medios, el investigador de la UACh, analizó los efectos de la ola de calor en el país y expuso que en la agricultura los impactos en estas condiciones climáticas son: alto nivel de estrés en los cultivos; la alta tasa de evaporación conduce a sequías que afectan a los cultivos y merma el rendimiento.
Las altas temperaturas afectan a la polinización de los cultivos y significa un descenso en el rendimiento. Este descenso en la producción se asocia al riesgo de un incremento en los precios de algunos productos. Por ello los productores deben hacer aplicaciones con bioestimulantes.
En la ganadería, apuntó, los animales se estresan, por ejemplo, en los bovinos significa una reducción en la producción de leche hasta el 50%; en las prácticas de inseminación artificial esta reduce su efectividad, logrando niveles sólo de alrededor de 20%.
Mencionó que la Organización Meteorológica Mundial concibe una onda de calor, como un estado atmosférico, en el cual en un transcurso de cinco días la temperatura máxima supera la temperatura máxima promedio.
Una onda de calor sucede si existe una alta presión en zonas de gran elevación o altura y permanece durante varios días, entonces el aire que se encuentra debajo se “hunde”, es así como el calor queda atrapado.
“Esto es frecuente durante los meses de abril a septiembre, se intensifican en el verano”, alertó el profesor Gerardo Noriega Altamirano.
En el futuro puede llevar a que las áreas de cultivo de las latitudes bajas en este caso parte del sur-sureste por altas temperaturas al reducirse el rendimiento puede existir un desestimulo en los productores.
Explicó que en el territorio mexicano, con 195.6 millones de hectáreas, donde se cultivan 26.9 millones de hectáreas sufren el impacto directo de las olas de calor y lo mismo ocurre con los diferentes ecosistemas.
Aquí las plantas manifestarán marchitez e incluso, si el evento es extremo, pueden llegar a la muerte; pueden ocurrir daños a los frutos afectándose la calidad; se presenta un incremento en la incidencia de plagas y enfermedades; los valores altos de temperatura ambiental, superiores a 40 °C, logran un decrecimiento en la actividad metabólica destruyéndose los tejidos, modificando la bioquímica; la fenología, el envejecimiento de las plantas, la caída de flores y frutos, entre otros aspectos.
En la agricultura, por ejemplo, en condiciones de temporal se cultivan 16.7 millones de hectáreas, las cuales sufren los mayores impactos. De ellas 4.7 millones de hectáreas son de cultivos perennes; una proporción de los 10 millones de hectáreas que son de cultivos del ciclo primavera-verano, que es el ciclo agrícola actual sufre el impacto de las olas de calor que recibe el territorio nacional; y 1.5 millones de ha se cultivan en el ciclo otoño-invierno.
Informó el investigador de la UACh, que la institución con su Programa de Extensión y Vinculación, desarrolla experiencia que se promueve con productores en Hidalgo, Michoacán; Guerrero, Tlaxcala, Puebla, entre otros, donde además de atender los impactos por este tipo de eventos extremos, esta transferencia tecnológica en cultivos como maíz están superando las 19 toneladas por hectárea.
Por ello los interesados pueden visitar Tlaxcoapan, Hidalgo donde el esfuerzo de investigadores como Edgar Quero, Enrique Rico Arzate, Juan José Valdespinos, y académicos de Chapingo, coordinados por Gerardo Noriega desde la Academia de Meteorología junto con los productores, están desarrollando prácticas que son medidas de adaptación al cambio climático.
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