Por: Redacción/
“Las escasas oportunidades de desarrollo, el fracaso educativo, la convivencia en condiciones de miseria, la promiscuidad, la agresión intrafamiliar, la prevalencia de la impunidad ante un delito y la corrupción del sistema de justicia” son los factores que generan violencia, narcotráfico y actividades delictivas, y no la transmisión de narconovelas, aseveró la doctora Verónica Vázquez Mantecón.
La académica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) dijo que los altos niveles de popularidad de este tipo de series responden a la preferencia de la audiencia por historias que reflejen las condiciones a las que se enfrentan de manera cotidiana, en las que se denuncian los problemas y se expone a los delincuentes y a los corruptos sin cortapisas, porque están basadas en hechos reales.
Durante la mesa Construcciones sociales del Coloquio Ética, política e injusticia social, realizada en la Unidad Xochimilco de la UAM, la investigadora expuso que se realizan novelas sobre narcotraficantes por el peso que tienen en la sociedad y no por ser un invento de los productores.
“La censura y las prohibiciones no llevan a nada bueno, pues lo negado siempre genera más atracción”, pero consideró necesario “cuidar a los menores de edad de una excesiva exposición a la violencia y de visiones distorsionadas de la realidad”.
Los medios de comunicación están obligados a autorregularse en función de su responsabilidad social, lo cual implica vigilar que la estructura melodramática de las series garantice que los criminales sean castigados, que exista un balance en la historia que exponga los riesgos y las consecuencias de esa actividad frente a los lujos y placeres que el dinero mal habido les puede proporcionar, y presentar elementos dramáticos que objeten la violencia como regla de convivencia.
Además de que su transmisión sea en horarios de adultos y que el Estado y los medios promuevan la responsabilidad de los padres frente a los hijos para que los acompañen en la discusión de estos contenidos.
En la ponencia Estado, ética, audiencias y televisión. El debate sobre las narconovelas, la docente del Departamento de Política y Cultura aseguró que ver la televisión no es una actividad menor, porque en promedio diario un individuo está expuesto a la pantalla chica alrededor de cuatro horas y media.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Contenidos Audiovisuales en Radio, Televisión e Internet, de agosto de 2016, en ese año 98.3 por ciento de los hogares mexicanos tenía una pantalla chica, mientras que sólo 69 por ciento contaba con radio, 43 por ciento con TV de paga, 49 por ciento con internet y 56 por ciento sólo con televisión abierta.
En su opinión la discusión sobre la regulación de los medios se tiene que dar desde la relación entre ética y libertad; la reflexión sobre la reproducción de la violencia y la discusión teórica sobre los procesos de recepción; la caracterización de las audiencias críticas y los usos que el receptor le da al aparato televisivo.
La académica llevó a cabo una investigación de campo de corte cualitativo en la que fueron analizadas 15 entrevistas a profundidad, de una muestra representativa del Área Metropolitana de la Cuidad de México que mostró que pese a que hay simpatía por los personajes (narcos), se mantiene la conciencia de que es ficción y no se identifican al grado de querer emularlos, además de que consideran que el problema no se resuelve con restringir, sino con educar.
La actividad fue convocada por el Departamento de Política y Cultura, la Coordinación de la Licenciatura en Política y Gestión Social y el Área de Cultura y Sociedad.
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