Por: Redacción/
En el marco del Acto de Conmemoración Anual en Memoria de las Víctimas del Holocausto y en recuerdo de Don Gilberto Bosques Saldívar, se llevó a cabo el recital de “Música y poesía de la esperanza”, con la participación del Coro Shiratí de la Comunidad Bet-El, la dirección de Connie Téllez, al piano David Pineda y al violín Benjamín Shwartz.
Además, el senador Héctor Vasconcelos, en el piano, y Carlos Prieto, en el violonchelo, interpretaron Largo de la Opera “Xerxes” de Haendel y el “Adagio de Sonata en La menor” de Schubert.
El pianista Edison Quintana y Carlos Prieto tocaron la pieza “Kol Nidrei” para violonchelo y piano, de Bruch. La narración y poesía estuvo a cargo de Rina Rajlevsky, Héctor Berzunza y Arie Milstein.
Posteriormente, en el Motor Lobby del Senado, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, Héctor Vasconcelos, inauguró la Exposición “Instrumentos de la Esperanza”, donde indicó que mediante esta muestra se encontrará un testimonio singular, “otro más, por si hiciera falta, de los horrores del holocausto”.
“Estos instrumentos que, con toda probabilidad, se usaron primordialmente para materializar la añeja tradición de hacer música en casa, “house music”, nos remiten a la intimidad de personas y familias judías que vivían cotidianamente las mejores tradiciones de la cultura occidental”, destacó.
No nos queda, dijo, sino recordar, tratar de analizar lo incomprensible y evitar que algún día vuelva a suceder.
El senador de Morena aseveró que la exposición contó con los esfuerzos de Jaime Feldman, presidente de la Fundación Instrumentos de la Esperanza y de Gabriela Mirshtain. “Gracias a ellos recordamos hoy un aspecto muy personal y privado de las infinitas consecuencias que tuvieron los crímenes nazis”.
Por su parte, Jaime Feldman, señaló que se pretende enseñar sobre esa “época negra” a las futuras generaciones, desde el punto de vista de la vida y no de la muerte. “La música es vida y ayudó a muchos judíos a sobrevivir”, ya que los nazis disfrutaban de este arte sonoro y trataban mejor a los intérpretes, enfatizó.
Agregó que la misión de la Fundación es recabar instrumentos musicales que tengan una historia comprobada y relacionada con el Holocausto, tocados en los campos de exterminio nazi o que hayan salvado la vida a los sobrevivientes, para conformar una orquesta que les dé vida en todo el mundo.
La exposición, que permanecerá en el Senado de la República hasta el 31 de enero, presenta los violines de Stefan “Shmaya Prum, de Emma Stern, de Zicia Alexander Schweitzer Suszec; así como el acordeón de Salek “Betzalel” Kuper, el fagot de Louis Salomons, la ocarina del Dr. Löwenstein, el chelo de Jacques Wlfgang Hakkert, el clarinete de Yoel David Katz, y el trombón de Paul Stern.
Para concluir la Conmemoración Anual, se colocó una ofrenda floral en la placa del diplomático mexicano, ubicado en el espacio denominado “La Cuña”, del edificio de la Torre de Comisiones.
La senadora Xóchitl Gálvez Ruiz, del PAN, aseguró que el homenaje debe ser un recordatorio para el presente y el futuro, para que las nuevas generaciones conozcan el horror y con ello la responsabilidad y compromiso de condenar y sancionar toda manifestación de intolerancia acoso, violencia, contra personas y comunidades por el hecho de ser distintos.
Ante este los problemas de migración y desplazamiento forzado, señaló, no debe tener cabida un discurso que sea un lastre en la sociedad. Es urgente poner un freno a los discursos que dividen y alientan la confrontación que contribuyen al odio, la intolerancia y la polarización, es nuestro deber que en el nuevo milenio impere el “nunca más”.
Subrayó que México y su política exterior siempre han sido solidarios, incluyente y de puertas abiertas para quienes por diversas razones han tenido que abandonar su país. El Senado, dijo, rinde homenaje a quienes pusieron su vida en riesgo para salvar la vida de otros en ese momento tan convulsionado.
A su vez, el sobreviviente del exilio español, Rafael del Castillo Ruíz, recordó que Gilberto Bosques “se jugaba la vida” cuando daba visas a los hombres que se escapaban de las cárceles de España, para evitar ser fusilados.
Conviví con mis amigos judíos, sentí su dolor y la tristeza de que sus familiares murieron. “Mucho le debemos a Gilberto Bosques y donde esté siempre le daremos las gracias”.
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