Redacción
Los adultos mayores en México carecen de protección social para llegar a esa etapa de la vida con salud debido a que las políticas públicas y los programas dirigidos al acompañamiento de la vejez son escasos, advirtió la maestra en ciencias María Fernanda Carrillo Vega, investigadora del Departamento de Epidemiología Médica del Instituto Nacional de Geriatría.
La especialista –quien acudió en representación del doctor Luis M. Gutiérrez Robledo, director general de dicha institución, a la sesión de Disertaciones temáticas: El espejo de los abuelos– dijo que no existe una cultura del envejecimiento en México, un tema no prioritario a pesar de que cerca de 15 por ciento de la población es mayor de 60 años, casi el doble respecto de la situación de hace cinco años, cuando representaba entre ocho y nueve por ciento.
Más de la mitad pertenece al sector femenino, que registra una esperanza de vida un poco más elevada por cuestiones biológicas y sociales que el masculino, sostuvo al participar en la mesa moderada por el doctor Enrique Casillas Aceves, egresado de la Maestría en Medicina Social.
Casi 35 por ciento de ese segmento es económicamente activo, es decir, posee la capacidad de desempeñarse laboralmente; además aporta experiencia desde el punto de vista intelectual, constituyendo un grupo social clave en los planos social, político y económico del país.
La doctora María del Consuelo Velázquez Alva, investigadora del Departamento de Atención a la Salud de la Unidad Xochimilco, expuso que en el siglo XXI se vislumbra el aumento de una población envejecida y países como México no están preparados para atenderla.
Nunca antes en la historia de la humanidad hubo ni habrá tantos seres humanos mayores de 60 años con una esperanza de vida que rebase los 80 años, incluso los cien, alertó.
“En la universidad trabajamos en aspectos nutricionales y en características funcionales de los adultos mayores, ya que esto no debe significar deterioro ni enfermedad. Apostamos al concepto del envejecimiento activo utilizado en Japón y Europa que es un proceso exitoso”.
La doctora Mina Konigsberg Fainstein, académica del Departamento de Ciencias de la Salud de la Unidad Iztapalapa, comentó que el problema no reside en el aumento de la cantidad de personas mayores, sino en comprender las enfermedades que se asocian a la edad avanzada para poder brindar mejor calidad de vida.
“Los científicos están más preocupados por aumentar la longevidad, pero no logran aumentar la salud; como ya se dieron cuenta de que ese no es el camino, ahora tratamos de entender por qué envejecemos y evitar que los últimos diez años de la vida de una persona los viva enferma”, subrayó.
Konigsberg Fainstein, estudiosa del envejecimiento celular, desmintió que los agentes antioxidantes contenidos en cereales, frutas o verduras sirvan para evitar este proceso natural en los seres humanos.
Aun cuando “poseen enzimas que eliminan los radicales libres causantes de enfermedades, el tener menos no garantiza vivir más pues es importante comer alimentos nutritivos: los antioxidantes no son milagrosos”, subrayó.
Durante la mesa convocada por la Coordinación General de Difusión de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) mediante el Programa de Comunicación de la Ciencia, los investigadores destacaron que se trata de una problemática atendida en países industrializados, pero no en América Latina.
Reunidos con jóvenes y colegas en la Casa Rafael Galván, centro de extensión educativa y cultural de la UAM, resaltaron que 93 por ciento de los adultos mayores enfrentan la vejez en sus casas auxiliados por familiares.
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