Por: Redacción/
Los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN) han comandado la agenda nacional haciendo que la oposición de izquierda, aun en coalición, alcance sólo 12 por ciento de los escaños del Senado, expuso la doctora Laura Valencia Escamilla, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Durante el Coloquio La izquierda mexicana en el periodo 1988-2018, organizado por el Doctorado en Ciencias Sociales de la Unidad Xochimilco, la académica explicó que la aprobación de leyes no se cuenta por número de legisladores sino por mayoría en el parlamentario, es decir, dos tercios o tres quintos, por lo que en ocasiones ni siquiera el PAN ha podido ser un peso real frente al partido predominante.
Hasta 1986 las izquierdas eran corrientes dispersas que en algunos casos aparecían cercanas a un instituto político en el poder o luchando entre ellas, pero después conformaron un frente que se transformó en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que frente al Congreso eligió trabajar desde grupos parlamentarios en lugar de fortalecerse.
La fragmentación de fuerzas se hizo visible con dos grupos: los dialoguistas que se concentraban en concertar y apoyar los procesos legislativos, y los antisistema que en muchas ocasiones provocaron la parálisis legislativa al no aprobar ningún tipo de propuesta, señaló la docente del Departamento de Política y Cultura de la citada sede universitaria.
El movimiento sufrió una fractura en 2012 debido al surgimiento del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y porque aquél estaba integrado por viejos partidos caracterizados por una dependencia hacia el caudillismo y una limitada autonomía respecto del gobierno, como lo demostró la firma del Pacto por México.
Además, dijo, la agenda de la cámara alta se ha direccionado por las propuestas del tricolor, aun cuando como fuerza política no estuviera en el poder entre 2006 y 2012, por lo que para los partidos de izquierda ha significado un reto incluir su ideario social.
Alejandro Monsiváis Carrillo, académico del Colegio de la Frontera Norte, coincidió en que la izquierda tiene “una baja representatividad en el ámbito legislativo, pero sobre todo a nivel colectivo si se consideran las demandas sociales más actuales”.
El académico mencionó que el populismo es un fenómeno discursivo de carácter político que construye antagonismo y oposición, en la medida en que resulte efectivo, puede ser un mecanismo de activación de la participación política, pues abre la posibilidad de que ciudadanos enojados e inconformes encuentren opciones de representación en líderes y movimientos que respondan a sus inquietudes.
Mientras que la democracia tiene un valor intrínseco y no únicamente instrumental, es decir, vale sólo en tanto reconoce la dignidad civil y política de todas las personas por igual.
El doctor Godofredo Vidal de la Rosa, investigador del Departamento de Relaciones Sociales de la Unidad Xochimilco de la UAM y coordinador de la mesa de análisis, sostuvo que los partidos de izquierda en México nunca han gobernado a más de ocho por ciento de la población ni obtenido más de 17 por ciento del total de votos.
Además geográficamente sólo cuatro estados concentran 20 por ciento de sus electores, aunque en promedio tienen fuerte presencia en ocho estados de la nación, lo que redunda sin duda en cifras muy bajas para la izquierda del país.
En el Coloquio también participaron el maestro Juan Pablo Navarrete Vela, docente de la Universidad de La Ciénega en Michoacán, y Rodrigo Sánchez y Nuria Valenzuela, ambos integrantes de la Organización Pauta Política, S.C.
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