- La maestra Cubero Pajares abordó su proyecto en el que se basa en el photovoice, técnica que utiliza la fotografía y las narrativas asociadas para conocer los valores, pensamientos, sentimientos y experiencias en una comunidad o grupo social.
Por: Redacción/
La investigación feminista desafía las estructuras del patriarcado, al centrarse en cuestiones relativas al género y la experiencia de las mujeres, aseguró la doctoranda Aloe Cubero Pajares, ponente invitada por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Al dictar de manera virtual la ponencia Abordando las violencias sexuales desde metodologías feministas: el photovoice como espacio de resistencia en el Ciclo de conferencias del Posgrado en Psicología Social de la Unidad Iztapalapa, dijo que también incorpora la perspectiva interseccional desde la que analiza los elementos de opresión y privilegio de mujeres, honra sus voces y diversidad desde procesos recíprocos de investigación y explora formas nuevas de representación de la información.
De acuerdo con la profesora adscrita a la Universitat Rovira i Virgili, de Catalunya, este tipo de indagación implica reflexividad, autocrítica y transparencia, además de una orientación a la transformación social mediante la elaboración participativa de estrategias de incidencia para transformar los problemas identificados.
La maestra Cubero Pajares abordó su proyecto en el que se basa en el photovoice, técnica que utiliza la fotografía y las narrativas asociadas para conocer los valores, pensamientos, sentimientos y experiencias en una comunidad o grupo social.
“Presenta tres características principales: promueve el desarrollo de la conciencia crítica sobre las complicaciones de los colaboradores; identifica las fortalezas y debilidades de la propia comunidad, y pretende influir en las políticas públicas”.
Dicho estudio forma parte de un proyecto que tiene como objetivo general la construcción de un cuestionario capaz de dimensionar la problemática de las violencias sexuales dentro del contexto universitario, a partir de una perspectiva interseccional y desde una lógica participativa en la cual se pretende recoger las distintas voces de personas que componen la comunidad universitaria.
“Se están haciendo grupos focales, entrevistas individuales a informantes clave y grupales; propusimos también un proceso de photovoice con estudiantes universitarias, porque creíamos que era interesante ver cómo percibían y como experimentaban ellas las violencias sexuales, tanto dentro como fuera del contexto escolar”.
Durante el actual curso académico se ha trabajado con cinco grupos de alumnas de entre cinco o seis integrantes en tres universidades distintas, la Complutense de Madrid, la de Barcelona y la Universitat Rovira i Virgili.
En las sesiones fueron presentadas consignas con base en las cuales las estudiantes hacían su reflexión individual, elaboraban las fotonarrativas y después se daba paso a encuentros grupales.
La primera sesión fue una introducción en la que se trabajaron las tipologías de violencias sexuales; la segunda abordó cómo la interseccionalidad y las relaciones de poder influyen en la manera como se experimentan y se responde a las violencias sexuales, y la tercera fue sobre espacios y especificidades que las violencias tienen en ellos.
“Aquí nos quisimos centrar en el espacio educativo en un sentido amplio no sólo en la Universidad, sino también para conectarlo con el eje central del proyecto que son las violencias sexuales dentro del contexto universitario y también centrarnos en espacios online”.
La última sesión fue un espacio libre para que las participantes expresaran cosas que se quedaron en el tintero y se empezaron a elaborar las estrategias de incidencia política.
Entre las reflexiones del proceso metodológico de photovoice, aseguró que permite una intervención equitativa en la que todos tienen un espacio para sus propias deliberaciones y para compartirlas, lo cual hace que las relaciones de poder puedan disminuir.
A través del propio proceso de las sesiones se genera el conocimiento en forma colectiva y se integran las múltiples voces, aunado a que el análisis participativo permite que sean las propias personas las que nombran los problemas.
“Las violencias sexuales son un eje de lucha fundamental en los movimientos feministas y a partir de la experiencia del photovoice hemos podido recapacitar juntas sobre experiencias, percepciones y resistencias que las estudiantes cimentan para hacerles frente, así como la constitución de un espacio seguro de reflexión en el que se han establecido redes de apoyo”, expresó.
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