Por: Redacción/
El desafío de la internacionalización de las universidades latinoamericanas en cuanto a la formación de redes de conocimientos es responder a las nuevas dinámicas, mediante la utilización de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) que redefinan la vida e incluso las relaciones personales, aseveró el doctor Óscar Comas Rodríguez, coordinador general de Información Institucional de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Al impartir la conferencia La UAM en su internacionalización de los programas de posgrado. Retos y desafíos explicó que la educación exige progresivamente un mayor uso de conocimientos aplicados, habilidades de comunicación más complejas, capacidades de matemáticas básicas y pensamiento experto y sistémico, lo cual motiva a una readaptación de los espacios institucionales para la producción de ciencia, aunado al influjo de la globalización.
En el Foro Hacia una internacionalización endógena de la educación superior: Los temas de la agenda, realizado en la Rectoría General, puntualizó que la privatización, la diversificación institucional y el crecimiento de las restricciones del financiamiento público de acuerdo con el desempeño de sus funciones sustantivas constituyen algunos de los retos pendientes.
La meta actual consiste en no quedarse atrás, ya que no debemos quedar excluidos de los procesos de internacionalización, sino que debe aplicarse un esfuerzo sostenido para responder positivamente a la globalización de las sociedades, la economía, el trabajo y el mercado”, dijo.
También sugirió incrementar esfuerzos de colaboración con colegas en el exterior, la movilidad física para realizar estudios, carreras de doble titulación, dar apertura a la movilidad laboral más allá de las fronteras nacionales, promover clases en otras lenguas, es decir, “la internacionalización es la forma como un país responde proactivamente a las repercusiones de la globalización, un fenómeno considerado como un catalizador”.
La doctora Sylvie Didou Aupetit, académica del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, lamentó que en las universidades mexicanas no exista una gestión integral que cubra la acción de la toma de decisiones de los rectores, la visión que poseen los académicos y científicos, junto con el quehacer de las oficinas encargadas de las relaciones internacionales.
Al impartir la conferencia Gobernanza institucional y gestión de los asuntos internacionales, indicó que si bien existen muchas acciones dirigidas a impulsar la movilidad tanto de alumnos como de docentes, el proceso se ve obstaculizado debido al establecimiento de un marco que limita, por ejemplo, el número de días que un profesor puede dedicar a su trabajo en el extranjero, así sugirió comenzar a hacer adecuaciones a las políticas institucionales fijadas para estos propósitos.
De igual forma recomendó que se promuevan vinculaciones interinstitucionales con centros educativos que posean similares perfiles de investigación, con el fin de que ambos consoliden sus fortalezas y mejoren los procesos de enseñanza, y llamó a buscar nuevas modalidades de cooperación con Asia y África, no sólo en Latinoamérica, concebida como la proyección natural de las casas de estudio en el país.
Durante la mesa moderada por la doctora Francoise Brouzes, encargada del Proyecto MUFRAMEX, Francia, el doctor Pablo Henri Ramírez, coordinador de internacionalización UDUAL-Red sobre Internacionalización y Movilidades Académicas y Científicas (RIMAC), explicó que el aumento de la matrícula universitaria y de opciones educativas ha hecho necesaria la búsqueda de mecanismos que ayuden a los usuarios a conocer cuáles son los mejores programas de calidad.
En su ponencia Acreditación internacional de la calidad en la educación superior: pendientes y proyectos informó que en México se contabilizaban en 1950 un total de 75 universidades, mientras que en 2017 se reportaron alrededor de seis mil 878 instituciones de educación superior de tipo privadas, públicas y técnicas, por lo que se busca contar con herramientas de control a partir de criterios de evaluación estandarizados.
No obstante, apuntó que instancias como el Consejo Superior Centroamericano (CSUCA) no cuentan con políticas nacionales que permitan el desarrollo de acreditaciones acordes con las necesidades de los países de América Latina y El Caribe.
Además agregó que no existe confianza entre las universidades de la región por lo que resta crear un lenguaje común, conceptos y categorías ligados a temas de aseguramiento de la calidad de la enseñanza superior y la búsqueda de soluciones comunes.
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