Por: Redacción/
La Hemeroteca Nacional de México (HNM) resguarda uno de los acervos hemerográficos más grandes de América Latina, conformado por 7.5 millones de ejemplares de publicaciones científicas, culturales y populares.
Este recinto, a cargo de la UNAM, cumple hoy, 28 de marzo, 75 años de vida, y su misión es resguardar el material hemerográfico del país, indicó Dalmacio Rodríguez, coordinador de la HNM e integrante del Instituto de Investigaciones Bibliográficas (IIB).
Al año, este servicio nacional atiende a unos 28 mil usuarios de manera presencial, y ofrece 250 mil consultas automatizadas. Además, recibe en promedio más de 140 mil publicaciones que se suman a las antiguas, como “Le Journal des Sçavans”, la primera revista científica en Europa; “La Gaceta de México”, la más antigua del país, así como ejemplares de los periódicos “vivos”, los más añejos del siglo XX, como El Dictamen, El Universal, Excélsior o El Informador.
El material es reunido, organizado, puesto a disposición del público y preservado el mayor tiempo posible. La HNM recopila toda la producción hemerográfica de nuestro territorio y no se especializa sólo en algunos temas. Además, brinda un servicio independiente a la Biblioteca Nacional de México (BNM), cuando en otros países las hemerotecas son un departamento al interior de las bibliotecas.
La HNM se formó en 1944, pero retomó parte del acervo de la BNM, por lo que su recopilación data desde 1867, año en que se fundó la Biblioteca, en el extemplo de San Agustín.
Se pensó en ese espacio porque la BNM ya no tenía capacidad para resguardar la producción hemerográfica, que crece a ritmo más acelerado que la bibliográfica, y necesita un tratamiento distinto, subrayó Rodríguez.
Acervo digitalizado
La Hemeroteca está a la vanguardia: tiene digitalizadas cerca de ocho millones de imágenes que corresponden a 947 títulos, de los cerca de 28 mil que resguarda; la mayoría corresponde a publicaciones del siglo XIX y de principios del XX.
Sin embargo, aclaró Dalmacio Rodríguez, la tendencia no es digitalizar todo, “se ha optado por publicaciones antiguas o las que son muy solicitadas, pues es conveniente evitar su manipulación física, al tiempo que se les da más difusión”. Además, hay publicaciones recientes protegidas por derechos de autor que no se pueden someter a este proceso.
De igual manera, acotó, se busca conciliar la preservación con las demandas de información, por lo que desde 2017 se permite a los usuarios tomar fotografías de los materiales con equipo no profesional –celular– para disminuir el fotocopiado.
También cuenta con reproducciones de los cerca de 14 mil rollos de microfilme bajo su cuidado, y los usuarios pueden recibir una copia en formato digital, que se les envía por correo electrónico.
El desarrollo de las nuevas tecnologías impacta en la manera en que tenemos contacto con la información, “pero hay que recordar a la población, en especial a los jóvenes, la experiencia de entrar en contacto físico con los materiales; no todo es virtual”.
Saturación de espacios
La Hemeroteca Nacional de México se fundó en 1944, en el extemplo de San Pedro y San Pablo, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Luego de 23 años se creó el Instituto de Investigaciones Bibliográficas, en Ciudad Universitaria, pues el recinto anterior había quedado rebasado. La mudanza del material bajo el cuidado de la HNM tardó tres lustros.
“Desde sus inicios, la Hemeroteca comenzó a saturarse, por lo que se creó el Almacén de Periódicos y Revistas, a donde se traslada todo el material duplicado; pero este almacén fue insuficiente y en 1993 se inauguró el edificio del Fondo Reservado. El problema siempre ha sido el mismo: un crecimiento muy rápido que termina por saturar los espacios”, remarcó Rodríguez.
Actualmente se enfrenta de nuevo la saturación, y para hacerle frente se proyectó el Centro de Preservación Documental, en el campus Juriquilla, Querétaro. “Se busca descongestionar el acervo de CU y darle un nuevo enfoque a la organización y preservación de los materiales. Este plan está diseñado para atender las necesidades de los próximos 25 años”.
Junto con la Dirección General de Obras de la Universidad, se hizo un estudio estructural del edificio de la HNM, en CU, para determinar hasta dónde pueden ampliarse los depósitos sin que la estructura colapse. “Tenemos un buen soporte de carga y podemos seguir creciendo, pero son medidas de emergencia. Lo ideal es tener un nuevo lugar de almacenamiento, con las condiciones idóneas”, concluyó.
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