- “En la próxima década veremos una lucha latente entre el multilateralismo y las hegemonías nacionales”, aseguró Isidro Sepúlveda Muñoz, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, de España.
Por: Redacción/
Si hubiera una crisis de la globalización se produciría la contracción del comercio mundial, del mercado financiero y la reducción considerable del volumen de negocios; sin embargo, lo que se ha visto es justamente lo contrario, afirmó Isidro Sepúlveda Muñoz, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, de España.
En la conferencia “Un mundo pospandémico. Geopolítica global y nacionalismo”, organizada por el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, el experto explicó que con la pandemia hemos presenciado una globalización de la crisis, no la crisis de la globalización, donde la solidaridad internacional ha brillado por su ausencia.
Lo que veremos en la próxima década es la lucha latente entre las posiciones del multilateralismo y las de hegemonía nacional. Si el primero se debilita se incrementará el conflicto entre las segundas. “Se están calentando ciertos escenarios que pueden deparar, no en conflictos locales, sino espoletas para encender otro más extenso, incluso a escala continental o global”, entre ellos, el del mar del sur de China, señaló.
En algunos lugares, continuó, se ha registrado el cierre de fábricas; eso provoca su relocalización, porque para las empresas producir más cerca y en distintos escenarios, sin tenerlos concentrados, es beneficioso.
Por ejemplo, el repunte de la tercera ola de la pandemia en Vietnam provocó el cierre de industrias, como la de zapatos deportivos Nike la cual dejó de producir en los últimos meses 30 millones de pares que se iban a vender en la época navideña; ante la demanda, se elaborarán en otros sitios, como México, refirió.
Cuando se habla de crisis, además, hay que preguntarse para quién. La paradoja es que en el periodo en el que peor la ha pasado el mundo, las grandes fortunas se incrementaron, lo cual va en contra del sentido común y de la ética.
En América Latina, apuntó, las consecuencias del coronavirus son las pérdidas humanas; el cierre definitivo del ciclo económico alcista basado en la exportación de materias primas y productos básicos, así como el recorte de algunos mercados. De igual modo, se muestra la debilidad del sistema sanitario, el crecimiento de la pobreza y la exclusión ante la pérdida de 15 años de progreso, entre otros aspectos.
Al comentar la conferencia, el académico del posgrado en Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, y de la Universidad de Monterrey, Henio Hoyo Prohuber, rememoró que una vez iniciada la investigación para desarrollar y producir las vacunas contra la COVID-19, se trató de un tema de seguridad nacional y de quién las obtenía primero. Se volvió un tema similar a la llegada a la Luna, tanto que Rusia llamó Sputnik a su vacuna.
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