Por: Redacción
La difusión de la filosofía en la sociedad es necesaria porque esa disciplina está presente en todos los órdenes de la vida, por lo que resulta útil para entender fenómenos de la política, la violencia, el deterioro medioambiental o la desigualdad social, entre otros, afirmó el doctor Gabriel Vargas Lozano, investigador de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Entrevistado a propósito de la reciente puesta en circulación del libro La difusión de la filosofía ¿es necesaria?, que coordinó junto con el doctor Luis A. Patiño Palafox, el profesor del Departamento de Filosofía de la UAM consideró que la gente vive guiada –en general– por ideologías profusamente difundidas por los medios de comunicación, pero carentes de razonamiento y las cuales no contribuyen al pensamiento crítico que debieran cultivar los ciudadanos.
Los medios, con algunas excepciones, operan bajo los principios del mercado, es decir, con el objetivo de vender y comprar, y también muestran la violencia que se registra en el mundo para alarmar a la gente mediante la difusión de acontecimientos no acompañados por explicaciones que aporten calma y tranquilidad a las audiencias, que es lo que necesitan.
Ese tipo de ideologías exponen hechos, aunque pocas veces las causas o las razones de los mismos, lo que impide que las personas trasciendan su vida cotidiana y reflexionen sobre el porqué ocurren esos sucesos.
Ante situaciones de violencia, discriminación, desigualdad, corrupción o alguna otra que denote falta de principios éticos, la filosofía no puede quedarse sólo en la reflexión que cultive una universidad o un claustro, porque pertenece a la gente.
“Quienes no quieren difundir la filosofía” buscan “impedir que el individuo piense, sea consciente, razone y tenga momentos de reflexión para ser consciente de sí mismo”, argumentó el también investigador del Observatorio Filosófico de México.
Es cierto que la disciplina está en todas partes “y surge donde menos pensamos”, pero “es necesario que estas necesidades filosóficas no se cubran con pseudopensamientos o pseudoreflexiones, sino que sean atendidas de manera adecuada” mediante la educación.
En virtud de que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura promueve una serie de técnicas para enseñar a los niños a pensar y reflexionar sobre su condición y entorno, la filosofía podría ser difundida en la primaria, no para ofrecer a los pequeños un curso de Crítica de la razón pura, de Immanuel Kant, pero sí para brindarles elementos que les permitan meditar, intercambiar pensamientos y encontrar razones para comportarse correctamente, sostuvo el también fundador del Centro de Documentación en Filosofía Latinoamericana e Ibérica (CEFILIBE), de la UAM.
“La filosofía podría servirles –junto con otras estrategias educativas– para no considerar que el secuestro –entre otros actos– es normal y que pueden jugar y llegar a secuestrar a otros niños, como ya ha ocurrido”.
Para los adolescentes, quienes a su edad viven con frecuencia crisis de sentido de su propia existencia, existen cafés, consultorías, talleres y una serie de lugares que no pertenecen a la universidad donde pueden reunirse a pensar, reflexionar y llegar a ciertas conclusiones o, por lo menos, a exponer puntos de viste sobre lo que pasa con ellos y a su alrededor.
El doctor Vargas Lozano, presidente de la Asociación Filosófica de México durante el periodo 2002-2004, lamentó que esas metodologías estén ausentes o poco presentes en las políticas educativas y comentó que el propósito del libro recién publicado es buscar o propiciar una mayor presencia de la filosofía en la educación.
En México se ha difundido la idea de que se requieren técnicos y no filósofos, pero esta es una verdad a medias porque en efecto “necesitamos muchos y buenos técnicos, pero que tengan una educación filosófica; que sepan qué es la técnica y cuáles son las consecuencias para los seres humanos; requerimos técnicos con ética”.
La revolución digital en curso tendrá consecuencias enormes porque “nos estamos convirtiendo en víctimas” de este fenómeno tecnológico y es urgente una buena educación filosófica y que la gente entienda que formar sólo técnicos es crear autómatas: “necesitamos rescatar los aspectos humanos de estos procesos”.
En la presentación del libro de Editorial Torres Asociados, los autores señalaron que en el mundo –y en México en particular– se vive una atmósfera enrarecida por la violencia, la enajenación, la crisis de los sistemas ecológicos y una desigualdad social profunda, pero también por los efectos de un cambio de época que implica la necesidad de esclarecer las perspectivas de los habitantes para descubrir un sentido positivo a su existencia.
Las filosofías –mexicana y universal– tienen los recursos teóricos para analizar estas problemáticas, pero deben hacer valer sus resultados a través de una buena y efectiva labor de enseñanza y difusión. No hay duda de que esto será beneficioso para el país, argumentó el investigador de la UAM.
No Comment