- La doctora Victoria Chagoya de Sánchez, mencionó que al nacer “todos tenemos una vocación y nuestro éxito o fracaso dependerá de cómo lo vayamos viviendo”.
Por: Redacción/
El logro del sueño de trabajar en el campo de la investigación y tener una familia ha sido compatible, aun en una época en la que no era normal ver a una mujer desempeñarse en ese ámbito, expresaron profesoras distinguidas y eméritas de las universidades Autónoma Metropolitana (UAM) y Nacional Autónoma de México (UNAM), en un encuentro organizado por la Casa abierta al tiempo.
“Cuando me cuestionaban por qué siendo casada laboraba respondía que era para tener una familia, pero no para que me mantuvieran, sino por la satisfacción, pues ambas cosas no son incompatibles”, recordó la doctora María Concepción Gutiérrez Ruiz, Profesora Distinguida de la UAM.
“Desde pequeñas debemos luchar por lo que queremos, aunque en ocasiones algunas situaciones no nos favorezcan. En mi caso soy afortunada, pues ahora tengo unos hijos maravillosos y unos nietos de lujo”, sostuvo al participar en la Mesa redonda: El camino de las mujeres en la ciencia.
“La familia ha jugado una parte importante en mi vida, ya que mi papá era una persona inquieta que gustaba de conocer las cosas a profundidad y que permitió que tomará la decisión de optar por la química, cuando dudaba entre esta licenciatura o historia”.
La académica del Departamento de Ciencias de la Salud de la Unidad Iztapalapa recordó que abandonó sus estudios en la UNAM debido a una prolongada huelga e ingresó a la Universidad Iberoamericana, donde conoció a su esposo e inició su trayectoria como profesora, previo a cursar un posgrado en biología experimental, del que fue la primera egresada. El matrimonio y los hijos no impedirían que continuara en la academia y la investigación, en gran parte gracias al apoyo de su pareja.
La línea de indagación de la doctora Gutiérrez Ruiz se enfocó en el desarrollo de un modelo de células hepáticas y el daño que produce el alcohol y su metabolito, el acetaldehído, sumando otros temas; durante estos años “ha sido importante que compañeros y autoridades respetaran mis tiempos como madre, sobre todo cuando los hijos eran menores y requerían mayor atención, y ahora he comprobado cuán refrescante es trabajar con gente joven que ríe y llora por lo mismo” que uno lo hacía, refirió la también miembro de la junta Directiva de la UAM.
En más de cinco décadas de actividad científica y docente en la UNAM, la doctora Herminia Pasantes-Ordoñez ha formado gran cantidad de profesionales establecidos en el país y en el extranjero, transmitiendo sus conocimientos a generaciones de biólogos, médicos y psicólogos, por lo que desde esa experiencia recomienda a las alumnas no angustiarse ante la especie de transición que significa la maternidad, ya que las labores en laboratorio son más lentas y es posible recuperar ese pequeño retraso.
La doctora por la Universidad de Estrasburgo, pionera en el conocimiento de la neuroquímica en México y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel III, desde 1984, añadió que una regla fundamental para atender a la familia ha sido siempre “bajar la cortina al salir del laboratorio”.
“Hace dos años mi nieta puso un mensaje en Instagram que decía: ‘en este Día de la Mujer quiero celebrar a mi abuela, que me enseñó las dos cosas más importantes en mi vida: a leer y a que el género no es un obstáculo para conseguir lo que uno quiere’, así que sí es posible aspirar a una carrera exitosa, a una vida familiar plena y a una vida personal muy rica”.
La doctora Victoria Chagoya de Sánchez, quien se ha consagrado a remodelación hepática, cirrosis, cáncer hepatocelular e hipertrofia cardiaca después del infarto, mencionó que al nacer “todos tenemos una vocación y nuestro éxito o fracaso dependerá de cómo lo vayamos viviendo”.
Recién egresada de la Facultad de Ciencias Químicas de la UNAM se dio cuenta de que en el país se realizaba poca investigación en ese campo y tuvo la fortuna de trabajar con el doctor José Laguna, uno de los principales impulsores de la bioquímica en México. Después de una estancia en la Universidad de Winsconsin, Estados Unidos, regresó y fue parte de la primera generación de doctores en esa disciplina, incorporándose a un proyecto de aplicación de ácido ribonucleico en ratas.
Para entonces “ya me había casado y tenía una hija, pero además de contar con el apoyo de mi mamá, siempre estaba pendiente de lo que ocurría en casa”, dijo.
La doctora Patricia Ostrosky Shejet, adscrita al Departamento de Medicina Genómica y Toxicología Ambiental del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, recordó que desde pequeña “me metía al cuarto de mi papá, que era ginecólogo, y veía las figuritas y desde entonces decidí que iba a encontrar causa y cura a esas enfermedades”.
Al concluir la preparatoria recibió una invitación para ingresar a la Universidad Hebrea “y en Israel conocí a mi esposo y tuve a mi primer hijo”, compartió la primera doctora en farmacología, con mención honorífica, por la UNAM, a pesar de que el director le hizo la vida imposible, pues estaba convencido de que ellas no eran capaces.
La Mesa redonda: El camino de las mujeres en la ciencia fue organizada por Mujeres de Ciencia en Red, iniciativa de apoyo y empoderamiento entre estudiantes y académicas en el Área de Ciencias Biológicas de la Unidad Iztapalapa de la Casa abierta al tiempo.
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