Por: MUGS / Redacción
En 500 años, la temperatura del Distrito Federal ha cambiado hasta cinco grados centígrados debido a la desecación del conjunto lacustre en el Valle de México. Hoy, los niveles máximos en el día son mayores, mientras que, por las noches, los mínimos son más fríos, describió Ángel Ruiz Angulo, investigador asociado del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.
Al impartir la conferencia Érase una vez un lago: la respuesta térmica asociada a la extinción de la cuenca lacustre del Valle de México, explicó el efecto de acabar con un cuerpo de agua de tales dimensiones y, simultáneamente, modificar esta región hasta llegar a la metrópoli en la que habitamos.
Para desarrollar este trabajo, Ruiz Angulo y su colega en el CCA, Erika Danaé López Espinoza, utilizaron un modelo de simulación numérica para pronosticar el tiempo meteorológico: el Weather and Research Forecasting Model (WRF).
Así, recrearon un escenario con las extensiones acuosas referidas y lo compararon con las condiciones actuales de urbanización del Valle de México.
Regionalmente, se han incrementado las temperaturas máximas y mínimas. El rango de la diurna era menor debido a la presencia del cuerpo de agua, es decir, el clima era más templado. Conforme desapareció el lago, se volvió cada vez más somero. La misma radiación solar calienta ahora un volumen hídrico más pequeño y como resultado la zona lacustre absorbe más calor.
En consecuencia, la tasa de evaporación aumenta y estos procesos conforman un ciclo de retroalimentación positivo que favorece la merma de estas masas acuosas. Adicionalmente, la intensidad de los vientos crece y, en conjunto con los sedimentos finos al descubierto (sin estos cuerpos líquidos), inducen tormentas de polvo.
Conclusiones
El rango diurno promedio en superficie con lago para el periodo de secas era de aproximadamente 5.95 grados centígrados; hoy es de 10.43. En la temporada de lluvias, con éste tendríamos 7.41°C y no los 10.92 actuales.
En general, se observa que las áreas lacustres funcionan como capacitores térmicos que guardan energía durante el día y la liberan en la noche, con un tiempo característico distinto al de una megaurbe.
Los resultados de este experimento numérico muestran que la pérdida de este sistema ha generado un microclima con un calentamiento regional de hasta 5.78°C, mayor que lo observado debido al cambio climático en el mismo periodo.
A raíz del estudio, los expertos proponen un proyecto en colaboración con otros institutos de la UNAM donde se reconstruyan las transiciones de cambio de uso de suelo cada siglo. Así, se considerará no sólo modificar la cobertura urbana, sino la vegetación de épocas anteriores para estimar el impacto ante escenarios más realistas y, finalmente, proyectarlo a futuro.
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