Por: Redacción/
México carece de una estrategia de seguridad que defina los distintos niveles de responsabilidad: nacional, estatal y municipal para salvaguardar los ámbitos interno, público y humano, indicó el doctor Guillermo Garduño Valero, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Los organismos de seguridad deben operar con propósitos de prevención y poseer capacidades, tanto de respuesta inmediata como de investigación, por lo que es necesario separar las fuerzas armadas del aparato policiaco, así como coordinar y estructurar proyectos que permitan la actuación de la Guardia Nacional y de los agentes estatales y municipales en un plan global de organización que es aún un asunto pendiente.
Por su carácter prioritario, el ámbito de los recursos económicos debiera funcionar con la existencia de capital, acompañado del elemento humano, las posibilidades de movilidad, equipo nuevo y condiciones de operación, puntualizó el académico del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa de esta casa de estudios.
Respecto de los más recientes datos en la materia ofrecidos por el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del país, Alfonso Durazo Moreno –según los cuales la ocurrencia de homicidios dolosos y otros delitos disminuyó en el primer trimestre del año– comentó que “debemos distinguir que los registros oficiales de la delincuencia se alimentan de las acusaciones, pero existen cifras negras porque la gente ya no denuncia”.
Por ejemplo, al no existir un cadáver no habrá manera de demostrar un crimen debido a la falta de evidencia, una situación en la que se ubica el caso de los estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, desaparecidos en septiembre de 2014 y “cuyo resultado real de las indagaciones desconocemos a la fecha”.
Además, el hampa se conduce ahora sin dejar huella, de acuerdo con una práctica que se ha denominado “ni vivos ni muertos” y que entraña una agonía sin límites para los familiares de las víctimas porque siempre tendrán la esperanza de encontrar con vida a sus seres queridos.
La Guardia Nacional no posee aptitudes para la investigación, al tratarse de una fuerza preventiva sin el componente científico con el que contaba la anterior corporación de la Policía Federal, y sus miembros laboran en condiciones precarias –jornadas extenuantes de trabajo y sin dónde dormir– en contraste con los criminales, quienes disponen de armas modernas y lugares de descanso privilegiados.
Esta combinación de factores visibiliza la inexistencia de una estrategia de seguridad pública para el país, en tanto que el crimen organizado se ha dotado de facultades que lo convierten en un actor entrenado y con capacidad de fuego.
El académico de la UAM subrayó que “en medio de los grupos armados especializados y los cuerpos policiales está la sociedad civil inerme”, a lo que se suma un aparato judicial que no desarrolla juicios éticos, por lo que en el momento actual no se visualizan puntos de salida.
En los organismos judiciales y policiacos es muy visible, desde hace tiempo, la existencia de una gran corrupción y de complicidades entre los ministerios públicos y las fiscalías, lo que revela una confabulación abierta y la inutilidad de éstos.
Los mexicanos “ya no denunciamos porque al hacerlo somos amenazados y peligra nuestra vida, por lo que las estadísticas no son referencia de lo que está ocurriendo en la realidad”, a la vez de que “carecemos de un censo” de las fuerzas policiales en sus tres niveles: federal, estatal y municipal, sin mencionar que es equivocada la decisión de dar de baja a los agentes delincuentes, en vez de juzgarlos para evitar su alistamiento en alguna banda ilegal, señaló el doctor Garduño Valero.
“Para formar parte de la Guardia Nacional se pide la preparatoria como nivel mínimo de escolaridad, pero la verdad es que la mayoría cuenta con secundaria incompleta y muchas personas ingresan a la corporación como última opción de trabajo”.
Tampoco existe una trayectoria policíaca y en su lugar hay cofradías e incluso logias en el grado de comandante, ante lo cual resulta casi imposible que un individuo de base ascienda a este cargo.
El investigador de la UAM detalló que de 90 mil soldados del ejército, casi 40 mil pasaron a la Guardia Nacional, lo cual es fatídico porque sus tareas son diferentes por completo, como quedó demostrado cuando tuvieron que contener a los migrantes en la frontera sur.
No Comment