Por: Redacción/
El aumento de la violencia en México –en mayo pasado se cometieron 164 homicidios, lo que representa cinco al día– evidencia que las estrategias sociales y políticas del gobierno federal para detener el crimen vinculado al tráfico de drogas han fracaso, así como los programas de prevención de adicciones y contención de violaciones a los derechos humanos, sostuvieron especialistas en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En el Foro Del prohibicionismo a la reducción de daños en el uso social de drogas, realizado en la Unidad Iztapalapa, la maestra Olga Guzmán dijo que entre 2006 y 2017, más de 40 mil personas fueron reportadas desaparecidas; se abrieron más de nueve mil carpetas de investigación en materia de tortura, pero sólo 19 se han judicializado para consignar a los responsables, y hay datos de 200 mil homicidios dolosos.
La integrante de la Comisión Mexicana de Promoción y Defensa de los Derechos Humanos informó que en Baja California hay documentados más de 80 casos de varones torturados, “individuos de 25 a 36 de años y de tez morena que salían de sus lugares de trabajo, casa o estudio cuando fueron detenidos en las calles por militares vestidos de civiles para ser llevados a unidades castrenses y sometidos por varias horas a torturas para fabricar un delito relacionado con las drogas”.
El origen de la falla es el desconocimiento real sobre el consumo de estupefacientes en México que deriva en un crimen organizado en aumento: “en los primeros 100 días de la gestión de la actual administración tenemos más de 400 reportes de desaparecidos, se encontraron 200 fosas en el país y 300 cuerpos completos más los restos de mutilados”.
En la mesa Narrativas del fracaso de la guerra contra las drogas, el maestro Rubén Carreón Diazconti, jefe de Unidad Departamental de Programas Específicos de la Clínica Especializada Condesa, aseguró que uno de los problemas es la estrategia para atender a los adictos, que de entrada son criminalizados, por lo que un programa de reducción de daños que considere la salud, el entorno social, laboral y emocional de usuarios de sustancias debe ser establecido, considerando “la adicción como un desorden del aprendizaje que requiere de un acompañamiento y gestión comunitaria”.
Los especialistas coincidieron en que las cifras de personas desaparecidas, desplazadas y asesinadas evidencian la fallida guerra contra el narcotráfico en México, y obliga a repensar las leyes que hagan posible un consumo responsable y sano que, incluso, promueva la industria en el campo mexicano.
En la mesa también estuvo presente el licenciado Leopoldo Rivera, editor de la revista Cáñamo.
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