Por: Redacción/
Organismos internacionales especializados en seguridad nuclear han dictaminado en varias ocasiones que las condiciones de operación en la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde (CNLV), en Veracruz, representan un peligro socioambiental, alerta la doctora Aleida Azamar Alonso, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Desde 1998 la CNLV ha sido supervisada por instituciones, entre ellas la World Association of Nuclear Operators (WANO), que observó deficiencias graves en más de 60 áreas y un estudio reciente confirmó que la planta no cuenta con los elementos necesarios para funcionar en las mínimas condiciones de seguridad.
En 2007 la Large and Associates Consulting Engineers señaló que “existe una incapacidad constante y falta de competencia en múltiples puestos relacionados con seguridad, lo cual deriva principalmente de un modelo defectuoso”, es decir, que persiste deficiencia administrativa.
En 2018, la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias, en su Informe de rendición de cuentas de conclusión de la gestiión 2012-2018, detectó deterioro del equipo; falta de inspecciones; irregularidades en el manejo de desechos y control de material; recorte presupuestario, y sobreexigencia de sus capacidades, advierte la docente en su artículo La energía nuclear en México.
Pese a ello, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha rechazado estos datos al aseverar que la CNLV opera con seguridad, por lo que evalúa incrementar la capacidad operativa de la planta por considerarla más limpia y eficiente que otras formas de generación energética. El gobierno federal omite incluso que se ha documentado un aumento en la incidencia de cáncer, malformaciones y otros padecimientos entre la población aledaña a Laguna Verde.
La académica del Departamento de Producción Económica de la Unidad Xochimilco menciona que además existen dudas sobre la fiabilidad y beneficios de la energía nuclear debido a sus costos de operación y el almacenamiento especial que los desechos requieren, ello aunado a que este tipo de plantas tienen una vida útil promedio de 35 años, lo que probablemente no sea suficiente para amortizar su costo de construcción y operación.
Para poner en perspectiva el peligro que representa para el país y su población la CNLV, Azamar Alonso menciona los desastres nucleares de Chernóbil, Ucrania (1986), y Fukushima, Japón (2011), y sus costos en vidas humanas y miles de millones de dólares en daños materiales.
“México carece de estándares mínimos de manejo, seguridad y capacidad financiera para poder mantener activa y sin riesgos de largo plazo la CNLV”, por lo que el gobierno debiera ponderar en primer lugar la vida de cientos de personas que están en riesgo y salvaguardar un amplio territorio del país de quedar envenenado por un accidente, antes que priorizar el número de empleos o dinero perdidos por el cierre de la Central Nucleoeléctrica.
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