Por: Redacción/
La educación tiene que ir mucho más allá de un simple acto de transmisión y recepción de información y por lo tanto debiera entenderse como factor que “da un sentido de humanidad, nos enriquece y permite transformar la realidad en la que vivimos”, sostuvo la doctora Frida Díaz Barriga, investigadora especialista en pedagogía y psicología educativa, en la Unidad Lerma de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Al sustentar la ponencia La innovación tecnológica aplicada al desarrollo educativo, como parte del Ciclo Conferencias Magistrales Metropolitanas, la investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México propuso reflexionar sobre el reto de la innovación, cuyo discurso entró con mucha fuerza desde los años 90 del siglo pasado y ahora no hay proyecto curricular o educativo que no hable de innovación y tecnologías digitales, aunque existen diferentes formas de pensar este concepto.
En general el tema es abordado de distintas maneras, por ejemplo, en algunos proyectos se refiere básicamente a “elaboraciones inéditas: lo que no existía”, que suelen ser escritas desde miradas expertas sobre cómo transformar las prácticas educativas, pero el problema aquí es que “son ideas que se transmiten de manera muy técnica: así se hace y esto es lo que hay que innovar”, dijo en la ponencia que dictó en ocasión del décimo aniversario de esta sede académica.
Otra manera de ver la innovación es como una tabla rasa: lo que existía ya no sirve y a partir de implantar una perspectiva curricular o modelo educativo, todo lo que era capital cultural potencial para la docencia pierde sentido y se parte de cero.
Existe también el discurso en el que caen frecuentemente los profesores al señalar que los alumnos “no saben nada, vienen en blanco y, por lo tanto, también hay que partir desde cero”.
Esto representa un gran obstáculo a la innovación, porque contradice toda investigación educativa y psicológica, pues “las grandes teorías en la materia sostienen que lo que permite al ser humano lograr un cambio, una posición de un saber, una posibilidad de organizar una reflexión, va siempre de la mano del conocimiento y las experiencias previas”.
También se cree que innovar en educación es utilizar el artefacto o invento que promete hacer la transformación y “con que le demos una tableta o los pizarrones a los alumnos vamos a despuntar y a subir tantos en la prueba de PISA”, que es otra manera inadecuada.
La investigadora advirtió que la innovación en educación “por supuesto que requiere tecnologías de avanzada, pero es necesario que pensemos qué sentido tienen”, cuáles son sus usos y la mediación educativa que van a ejercer, de lo contrario se cae en el mito de que los instrumentos por sí mismos hacen la transformación o la innovación, lo cual “nos puede hacer caer en una neutralidad donde todo es la parte práctica y técnica, que puede generar más brechas que soluciones”.
Esto no quiere decir que no existan prácticas educativas innovadoras con tecnología en “los entornos más complejos que se puedan imaginar”, sólo que éstas consideraron los contextos y lograron desentrañar de qué dependía el que pudieran funcionar y contribuyeran a disminuir brechas que son económicas, cognitivas, de género y de edad, entre otras.
Cada vez más avanza la idea de la innovación como “proceso de destrucción creadora”, porque va a transformar un paradigma, es muy complejo, implica un cambio, un cruce de caminos y de toma de decisiones en condiciones de incertidumbre, es decir no es la incorporación de la última novedad o un producto acompañado del mejor marketing, sino un proceso de destrucción creadora.
“Podemos tener ese producto, pero no se convierte necesariamente en una innovación, sino hasta que logra resolver una situación problemática y cubre una necesidad hasta que la población meta lo asume, porque cambia su mentalidad y sus prácticas socioculturales.
En ello radica la razón de que en muchos casos las tecnologías no han sido factor de innovación en la educación, porque no se han logrado trabajar como algo que impacte sensiblemente la docencia, porque los profesores no han visto la necesidad de cambiar sus paradigmas educativos y porque ha sido tan conflictivo el proceso para introducir la tecnología, que ésta no ha podido pasar esa etapa de apropiación.
Al dar la bienvenida a la investigadora y a la comunidad universitaria proveniente de las distintas sedes académicas de la UAM, el doctor José Mariano García Garibay, rector de la Unidad Lerma, sostuvo que ese campus es viable, útil y necesario para el desarrollo del conjunto de la UAM.
La fundación de la Unidad no ha sido sencilla, sino una serie de relevos en donde el doctor Flores Pedroche hizo un gran esfuerzo en lo que fue la creación de las primeras licenciaturas, los primeros departamentos y la construcción del edificio cuya conclusión “nos ha llevado 10 años, pero que esperamos poder estar habitando a principios del próximo año”.
También reconoció la labor del anterior rector Emilio Sordo Zabay, quien en su gestión impulsó mejores condiciones de infraestructura, fortaleció el modelo educativo e incrementó el número de licenciaturas que ofrece la Unidad Lerma.
García Garibay agradeció a la comunidad de esa sede académica su entusiasmo para hacer propuestas frescas y jóvenes, y con ello ir formando grupos de investigación en cada una de las áreas que hoy tienen grandes logros y mejores perspectivas, también valoró su espíritu pionero y que se sigan sumando talentos y profesores jóvenes que le dan una dinámica particular.
El doctor Eduardo Peñalosa Castro, rector general de la UAM, dijo que esta primera década de actividad universitaria de la Unidad Lerma ha demandado tesón y creatividad de su gran comunidad para mantener en marcha su proyecto universitario, sostener la calidad de sus labores docentes y de investigación e impulsar su proyecto cultural propio, pero también vincularse con su entorno y asegurar los servicios universitarios que requieren una comunidad creciente y en expansión.
Los resultados de este proyecto educativo están a la vista, por ejemplo, una demanda con un crecimiento sostenido desde 2014, acorde con su admisión lo que va de la mano de su oferta académica, que hoy es de nueve licenciaturas.
También una matrícula de 933 alumnos y un egreso acumulado de 243 profesionales hasta 2018, además de una planta académica de muy alta habilitación, donde 87 por ciento de los profesores tiene grado de doctor y 70 son miembros del Sistema Nacional de Investigadores, así como la implementación de nuevas herramientas pedagógicas y enfoques de investigación que ponen en estrecha relación distintas áreas y disciplinas.
La Unidad Lerma ha propiciado la generación de proyectos innovadores entre ellos la Licenciatura en Educación y Tecnologías Digitales y se reconoce su esfuerzo por contribuir a la generación y aplicación de conocimiento y su transferencia efectiva a la sociedad, además de que ha hecho aportes a los sectores sociales y productivos, a partir de la innovación, la creatividad, la diversidad y la flexibilidad.
Al acto conmemorativo también asistieron los doctores José Antonio De los Reyes Heredia, secretario general de la UAM; Óscar Comas Rodríguez, coordinador general de Información Institucional de esta casa de estudios, y Emilio Sordo Zabay, ex rector de la Unidad Lerma, entre otros miembros de la comunidad universitaria, además del director general de Desarrollo Económico del municipio de Lerma, Flavio Eduardo León González.
La Unidad Lerma completa su primer gran ciclo de desarrollo como institución viva, dinámica y vigente, lo que renueva nuestro compromiso con la educación superior del país. En el marco de la celebración por su décimo aniversario fueron inaugurados los laboratorios de Medios y el Laboratorio UAM 4.0.
No Comment