Por: Redacción
La nutrición debe ser tratada con un enfoque de participación ciudadana que considere las diferentes culturas para el logro de una promoción eficiente de la salud, en una zona determinada, señaló el doctor Javier Aranceta Bartrina, investigador de la Universidad de Navarra en España.
Una alimentación adecuada requiere la aceptación cultural –sin contravenir usos y costumbres regionales– y el aseguramiento de la disponibilidad de ingredientes primarios, los cuales deberán ser un recurso viable económicamente para la población.
Al impartir la conferencia magistral Retos de la nutrición comunitaria en el Siglo XXI en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), explicó que la labor del nutriólogo comienza desde la supervisión de la producción agrícola y ganadera al inicio del proceso de la cadena alimenticia, con el objetivo de asegurarse de la calidad de los nutrimentos contenidos en los ingredientes primarios que obtienen los consumidores finales.
Invitado a la Cátedra Alimentación, Nutrición y Salud Dr. Javier Aranceta efectuada en el Auditorio Arquitecto Pedro Ramírez Vázquez de la Rectoría General de la UAM, el doctor en medicina y cirugía por la Universidad del País Vasco propuso implementar en países como México un sistema de subsistencia comunitaria que debe complementarse con los procedimientos políticos, legales, educativos, de vigilancia, infraestructura, transporte y comercio de comestibles.
De acuerdo con el Vicepresidente de la Real Academia de Medicina del País Vasco “no se percibe al individuo como un ciudadano sino como un cliente, lo cual provoca que adquiera sus productos por precio, comodidad o gusto y no por su valor nutricional, ya que el consumidor sólo manda si sabe y está empoderado”.
“Hacen falta asignaturas en las escuelas de cocina en las que se dote a los niños, desde su educación inicial, de las habilidades suficientes para preparar una dieta que le permita desarrollar sus potencialidades cognitivas y de todo tipo”, sugirió.
La formulación de políticas alimentarias debe seguir estrategias de intervención dirigidas a regular la sustentación, “en ocasiones pueden estar asociadas a mejorar una carretera, ya que podría optimizar el estado nutricional de una población alejada o de difícil acceso”.
Respecto del incremento del uso de la nanotecnología comentó que apoyaría el control de la seguridad de los comestibles, “al tiempo que mejoraría la disponibilidad de nutrientes, puesto que muchos suministros no producen el mismo efecto debido a que se deterioran cuando son transportados, mientras que pudieran ser encapsulados en nanopartículas”.
El propósito de la nutrición comunitaria es “la alfabetización alimentaria, no sólo en materia de empoderamiento, sino de saber hacer, de la resiliencia para buscar lo que es saludable con apoyo del entorno y a pesar de las trabas; consiste en una responsabilidad social que debe fomentarse”, apuntó.
El especialista indicó que la educación alimenticia es un proceso que debiera inculcarse desde el vientre de la madre, quien tendría que procurar un embarazo responsable al nutrir correctamente a su hijo a partir de un programa particular, ya que en el líquido amniótico se depositan los olores y sabores que incorporará como su perfil nutricio durante toda su vida.
A los alumnos y profesores que asistieron a la actividad, el también presidente del comité científico de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria recomendó la ingesta de alimentos energéticos a partir de las seis y hasta las 11 de la mañana debido a que el organismo posee en ese momento un mayor rendimiento metabólico, lo cual disminuye la posibilidad de acumular grasa, ya que “no todos los comestibles interactúan igual en función de la hora del día”.
“Al mediodía nuestro sistema digiere mejor los carbohidratos y los azúcares, mientras que en la noche las proteínas y los hidratos de carbono se metabolizan mejor. Varios análisis demuestran que las personas que comen antes del mediodía tienen 50 por ciento menos de prevalencia de sobrepeso”, detalló.
La maestra Ana Regina Pérez Bustinzar expuso que las perturbaciones psicológicas ocasionadas por conductas alimentarias erráticas, tales como la anorexia, bulimia, el atracón o una combinación de éstas son trastornos que pueden derivar en alteraciones físicas, emocionales y sociales.
“La complejidad de ese tipo de crisis debe ser atendida de forma integral y multidisciplinar, ya que sus causas son multifactoriales y debe evaluarse la severidad del mismo para poder ofrecer un tratamiento adecuado”, detalló al participar en el panel Los trastornos de la conducta alimentaria. Manejo integral y multidisciplinario como única solución.
La psicóloga adscrita a la Clínica Ángeles de Trastornos de la Conducta Alimentaria explicó que son padecimientos que presentan características dinámicas, graduales o cíclicas según los factores etiológicos que desataron la presencia del malestar, ya sea por un proceso de divorcio, cambio de residencia o bullying.
Es fundamental mantener una visión integral ya que “el hambre es conocida como el primer estado de tensión del ser humano, ya que cuando nacemos y al sentir una necesidad biológica, comer, comenzamos a desarrollar un ritmo entre el apetito y el contacto con la mamila o el pecho humano hasta obtener una conducta aprendida de alivio de esa tensión”.
En la inauguración el doctor Salvador Vega y León, rector general de la UAM, puntualizó que la Organización Mundial de la Salud recomienda una dieta saludable para prevenir diabetes, accidentes cerebrovasculares o cáncer, entre otras. “Lo anterior depende de una perspectiva de responsabilidad social en la implementación de políticas públicas y de participación ciudadana”.
Más allá de lo académico, la universidad está atenta a la vida diaria de la comunidad y el desarrollo de su entorno, pues la Casa abierta al tiempo fomenta principios universales de cooperación, convivencia y desarrollo para cumplir una de sus funciones sustantivas: la salud y desde el programa UAM Saludable contribuye al mejoramiento de la calidad de vida de los universitarios.
“En 2015, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura aseguró que la proporción de personas subalimentadas en países subdesarrollados en el mundo disminuyó durante los últimos 25 años, señal de que los sistemas de protección social han contribuido a la reducción del hambre”, subrayó.
A la actividad acudieron el doctor Arturo Cherbowski Lask, director ejecutivo de Santander Universidades y Universia México; los maestros Víctor Manuel Sosa Godínez, coordinador general de Vinculación y Desarrollo Institucional, y Rafael Díaz García, director de la División de Ciencias Biológicas y de la Salud, y los doctores Samuel Coronel Núñez, profesor-investigador de la Unidad Xochimilco y responsable académico de la Cátedra, y Eugenio González Ahumada, titular del Programa de Prevención y Combate para la Obesidad y Trastornos de la Conducta Alimentaria de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México.
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