Por: Redacción/
El Centro de Estudios Para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) de la Cámara de Diputados, señaló que a más de 35 años de la creación de la Central de Abasto de la Ciudad de México (CEDA) está con graves problemas de higiene, seguridad, vialidad, salud y de medio ambiente.
Esa situación impacta de manera negativa la salud de las personas que concurren, ya sea a comprar o vender, de quienes ahí laboran y de la población colindante a ese mercado.
En el documento “La distribución y abasto de alimentos: situación actual de la Central de Abasto de la Ciudad de México”, el CEDRSSA precisó que el problema de la especulación e intermediación, lejos de haberse erradicado -como era uno de los objetivos del mercado- se ha acentuado con mayor rigor, sin que ninguna autoridad intervenga de manera eficiente para su extinción.
La operación actual de la CEDA afecta a la población que labora ahí o circunvecina, el derecho a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar, así como el de acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico; derechos consagrados en el artículo 4°, párrafos 5° y 6° de la Constitución Política.
Relata que tanto el gobierno federal como el de la Ciudad de México, deberán formular una nueva política de abasto y comercio a corto y mediano plazos para la ciudad, sin que ponga en riesgo la seguridad y salud de la población.
En el marco de la descentralización de las dependencias federales que el actual gobierno ha planteado para incentivar la economía de otras entidades, “esta separación no solo debe aplicarse para el sector público, también deberá considerar otras actividades e instituciones, tanto públicas como privadas, locales o federales, como las centrales de abasto ante los problemas que se están generando de carácter ambiental, de salubridad y movilidad”.
El CEDRSSA propuso que dada la aglomeración que en la actualidad representan las grandes urbes como la Ciudad de México, es necesario que parte de las actividades que en ellas se desarrollan, como las de la CEDA, sean descentralizadas hacia su periferia.
Lo anterior, ya sea de forma total hacia un solo lugar o bien fraccionada en sectores de comercialización en distintos puntos, bajo una estricta y adecuada planeación en la que se consideren espacios propicios para la actividad, vías de comunicación especiales y apropiados para el transporte de los productos alimenticios, circuitos cortos de producción y comercialización y disponibilidad de recursos naturales, siempre que no afecten o disminuyan los existentes en los lugares donde pudieran asentarse las nuevas instalaciones.
Pide hacer efectiva la organización de productores del sector rural con el propósito de que participen y se vinculen, tanto en la producción como en la comercialización directa, con el consumidor final de sus productos en la CEDA; con ello, además de aminorar el poder monopólico de los grandes mayoristas, disminuiría o permitiría erradicar el intermediarismo de los productores, propiciando además la modernización del sistema comercial y de abasto.
Resalta que los diputados tienen la facultad de plantear, tanto al gobierno federal como el de la Ciudad de México, la descentralización de la CEDA, o bien la implantación de las acciones correspondientes para mejorar de manera sustentable las actividades que ahí se desarrollan, a efecto de superar las prácticas nocivas al medio ambiente, la salud y movilidad de la población, tanto local como colindante, a fin de desarrollar un nuevo esquema de abasto y consumo de alimentos, principalmente.
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