- Uno de cada cinco mexicanos, sin acceso a servicios de salud, vivienda y educación.
Por: Redacción/
La falta de acceso a servicios de salud, alimentación completa y espacios dignos para vivir, así como la carencia de seguridad social por casi la quinta parte de la población ubica a México entre los países que más han resentido los efectos de la pandemia del COVID-19, afirmó la doctora Rosario Cárdenas Elizalde, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Por la emergencia sanitaria, la nación reporta 58.24 defunciones por cada cien mil habitantes, un indicador menor al de Italia (59.09), Estados Unidos (60.98), Gran Bretaña (62.97), Brasil (65.35), Bélgica (87.09), y Perú (98.06), aunque este parámetro se modifica, de acuerdo con la cifra de fallecimientos.
Por desgracia se esperan más pérdidas humanas por la cantidad de mexicanos (127 millones), mientras que, por ejemplo, Uruguay tiene una población de tres millones y medio, lo que exige “construir índices uniformes para ubicar la situación” en cada nación; de acuerdo con información estadística de la Universidad Johns Hopkins, el 21 de septiembre la letalidad en México era de 10.5 por ciento, contra 12 por ciento en Italia; 10.6 por ciento en Gran Bretaña; 9.7 por ciento en Bélgica; 8.8 por ciento en Ecuador; 3.0 por ciento en Brasil, y 2.9 por ciento en Estados Unidos.
En el Segundo ciclo de conferencias virtuales: Aportes del Departamento de Atención a la Salud en el contexto de la pandemia de COVID-19, en el que dictó la conferencia Epidemias: demografía, salud pública y derechos, la profesora del Departamento de Atención a la Salud de la Unidad Xochimilco de la UAM explicó que los parámetros para medir la pobreza nacional son salud, vivienda, educación, seguridad social, alimentación y economía.
Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en 2018 uno de cada cinco mexicanos no disfruta de los servicios de salud, sin considerar la calidad de éstos, y en algunas entidades federativas 25 por ciento de las viviendas es inadecuada, en contraste con Nuevo León, donde apenas cuatro por ciento se clasificaría en esa categoría.
La mala alimentación es una característica en Guerrero, donde una de cada tres personas la padece, o Tabasco, que en 2018 reportó la peor crisis en el rubro de su historia reciente.
Las epidemias han acompañado a la humanidad a lo largo de la historia, detectándose el primer ciclo de peste negra, la llamada plaga de Justiniano, en el 541 antes de Cristo, y que afectó Constantinopla, el norte de África y toda la región del Mediterráneo, con 18 brotes en dos años y que permaneció latente hasta el 750 después de Cristo.
En su segundo ciclo, que probablemente tuvo su origen en India, China o la estepa rusa –en el 1347– estaba ya en el occidente de Europa y tres años después alcanzó a Groenlandia. Durante 500 años tuvo varios rebrotes y el episodio más reciente se presentó en 1815 en Italia, aunque en el siglo XVIII provocó 48 mil defunciones y hacia 1770 otras 100 mil en Moscú.
La tercera fase se dio a mediados del siglo XIX, al aparecer en China y pasar a Hong Kong, desde donde transitó por el mundo vía el comercio marítimo y a inicios del siglo pasado las muertes en Europa no superaron las cien.
La pandemia más reciente parecida a la actual fue la influenza ocurrida en 1918-1919 conocida como gripe española, que contagió a 500 millones de los mil 500 millones de seres humanos que había en el planeta, ocasionando el fallecimiento de 50 millones de hombres y mujeres, con la mayor mortalidad entre la población de 15 a 34 años de edad.
Las familias de los virus que afectan a los humanos son siete: cuatro provocan el resfriado común; el SARS surgido en 2002 en China; el MERS en 2012 en Arabia Saudita y el SARS-CoV-2, que apareció en Wuhan, China, hace un año y fue pronosticado como uno de los tres coronavirus con más alta eficiencia para causar enfermedades; la letalidad de los virus del SARS CoV-2 es de 10 por ciento; del MERS de 36 por ciento y del ébola de 50 por ciento, en promedio, concluyó la doctora Cárdenas Elizalde.
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